Por una nueva regulaci¨®n mundial
El sistema financiero internacional est¨¢ sufriendo una crisis sist¨¦mica, pero no queremos reconocerlo. El abandono de sistemas de tipo de cambio fijo en el sureste asi¨¢tico desencaden¨® un proceso que ha superado las peores pesadillas de todos, incluidas las m¨ªas. Hasta ahora, el vasto programa de rescate puesto en marcha por el Fondo Monetario Internacional no ha funcionado. Los pr¨¦stamos concedidos por instituciones financieras internacionales nunca podr¨¢n reemplazar al cr¨¦dito del sector privado. Se supone que las medidas de ayuda cumplen su funci¨®n al restablecer la confianza en el sector privado.Desafortunadamente, las monedas de los pa¨ªses deudores han seguido depreci¨¢ndose, con lo que se ha agravado su endeudamiento y debilitado a¨²n m¨¢s la confianza.
Para empezar, los pa¨ªses implicados en la crisis estaban excesivamente endeudados. El debilitamiento de sus divisas, unido al dr¨¢stico aumento de los tipos de inter¨¦s, ha hecho que la carga de la deuda sea todav¨ªa m¨¢s abrumadora. Nos encontramos frente a un proceso que se refuerza a s¨ª mismo. El problema es que el proceso sigue alej¨¢ndose del equilibrio. Resulta imposible predecir hasta d¨®nde puede llegar, Lo que hab¨ªa empezado como un peque?o desequilibrio se ha convertido en uno mucho mayor que amenaza con afectar no s¨®lo el cr¨¦dito sino tambi¨¦n el comercio internacional. Nos encontramos al borde de una deflaci¨®n mundial.
Se ha criticado al FMI por aplicar el remedio equivocado. El columnista del Financial Times, Martin Wolf, ha se?alado que el efecto deflacionista del endeudamiento se ve reforzado por el efecto deflacionista del programa del FMI.
Jeffrey Sachs, director del Instituto para el Desarrollo Internacional de Harvard, ha llevado esta cr¨ªtica m¨¢s lejos culpando al FMI por insistir en castigar con tipos de inter¨¦s elevados. Pero los tipos de inter¨¦s elevados son imprescindibles para evitar una ca¨ªda libre de la moneda. Han servido para proteger el tipo de cambio en lugares tan diferentes como Hong Kong o Rusia.
Los problemas son mucho m¨¢s profundos, pero no queremos afrontarlos. El actual sistema de pr¨¦stamo internacional tiene fallos b¨¢sicos, pero el FMI considera que su misi¨®n es preservar el sistema. Esto no quiere decir que yo no crea firmemente en el FMI. Sin ¨¦l, y sin otros acreedores oficiales, el sistema ya se habr¨ªa colapsado en 1982 y de nuevo en 1994 y 1995. Con un poco de suerte, es posible que nos libremos una vez m¨¢s. Pero ya va siendo hora de reconocer los defectos del sistema y de replantearse la misi¨®n del Fondo.
El sector privado no est¨¢ preparado para distribuir cr¨¦ditos internacionales. O da demasiado, o demasiado poco. No cuenta con informaci¨®n para formarse una opini¨®n ecu¨¢nime. Adem¨¢s, su misi¨®n no es mantener el equilibrio macroecon¨®mico de los pa¨ªses que solicitan pr¨¦stamos. Sus fines son maximizar los beneficios y minimizar los riesgos, y esto le hace moverse de forma gregaria en ambas direcciones.
El exceso empieza siempre con una expansi¨®n exagerada, y su correcci¨®n siempre ha estado asociada con el dolor. Pero con la intervenci¨®n del FMI y de otros prestatarios oficiales, este dolor lo siente m¨¢s el que pide el cr¨¦dito que el que lo concede. Por esta raz¨®n inmediatamente despu¨¦s de cada crisis ha tenido lugar una expansi¨®n excesiva. Sin embargo, las crisis siguientes han sido m¨¢s dif¨ªciles de afrontar.
En 1982, los bancos que concedieron cr¨¦ditos a Latinoam¨¦rica lo hicieron por cuenta propia, La crisis se contuvo persuadi¨¦ndoles de que actuasen colectivamente y concediesen nuevos cr¨¦ditos para permitir a los deudores pagar sus deudas. Latinoam¨¦rica perdi¨® una d¨¦cada de crecimiento. Los bancos aprendieron a exponerse menos y a actuar en cambio como suscriptor e intermediarios.
En la crisis de 1994 y 1995, fueron los titulares de las letras del tesoro mexicano los que tuvieron que ser rescatados, fundamentalmente por tesoro p¨²blico. En 1997, algunos bancos hab¨ªan olvidado sus dolorosas experiencias y se implicaron por cuenta propia, en particular con empresas de Corea del Sur.
La crisis de Corea, diferente a la que est¨¢n sufriendo otros pa¨ªses del sureste asi¨¢tico, tiene algunas similitudes con la de Brasil de 1982, con una diferencia fundamental: los pr¨¦stamos no se concedieron a Corea como pa¨ªs soberano sino a empresas privadas. Esto ha hecho que fuera m¨¢s dif¨ªcil conseguir que los bancos actuaran colectivamente.
Dado que nos encontramos en medio de una crisis, resulta imposible predecir c¨®mo se desarrollar¨¢. Tambi¨¦n quedan por aclararse otras inc¨®gnitas, sobre todo China. Por otra parte, Jap¨®n, que tan mal aspecto tiene actualmente, cuenta con los medios para resolver sus problemas.
No es demasiado pronto para empezar a pensar en c¨®mo podr¨ªa mejorarse el sistema. Aportar ideas nuevas podr¨ªa tener un efecto beneficioso en la resoluci¨®n de la actual crisis. Pero eso requerir¨ªa poner en duda algunos de los dogmas m¨¢s queridos por la comunidad financiera. Es probable que ¨¦sta se escandalice si se dice que es necesaria una regulaci¨®n de los mercados financieros en general, y del pr¨¦stamo internacional en particular. Sin embargo, la evidencia es aplastante.
Dada la desigual distribuci¨®n de las oportunidades de ahorro e inversi¨®n, hay una necesidad acuciante de movimientos de capital internacional. Pero el sector privado se muestra notoriamente ineficaz en la distribuci¨®n internacional del cr¨¦dito. De ah¨ª que los movimientos de capital internacional deban ser supervisados y la distribuci¨®n del cr¨¦dito, regulada por una autoridad internacional.
Esto va en contra de la corriente actual que se pregunta c¨®mo van a saber m¨¢s los bur¨®cratas que los que asumen riesgos por cuenta propia.. La respuesta es que los tecn¨®cratas a cargo de la autoridad internacional propuesta ser¨ªan responsables del mantenimiento del equilibrio macroecon¨®mico, mientras que los tecn¨®cratas a cargo de los bancos se gu¨ªan por los beneficios. Ser¨ªa mejor que los prestamistas oficiales controlaran m¨¢s directamente los riesgos que est¨¢n asumiendo.
Propongo la creaci¨®n de una sociedad aseguradora de cr¨¦dito internacional, como instituci¨®n asociada al FMI. Esta nueva autoridad garantizar¨ªa los pr¨¦stamos internacionales a un m¨®dico precio. Los pa¨ªses que solicitasen pr¨¦stamos estar¨ªan obligados a aportar datos de todos los pr¨¦stamos recibidos, p¨²blicos o privados, asegurados o no. Esto permitir¨ªa a la autoridad establecer un tope a las cantidades que estuviese dispuesta a asegurar. Hasta esa cantidad, los pa¨ªses interesados podr¨ªan acceder a los mercados internacionales con un tipo de inter¨¦s preferencial. Por encima de esa cantidad, los acreedores tendr¨ªan que andarse con cuidado.
Esta instituci¨®n basar¨ªa sus decisiones no s¨®lo en la cantidad de cr¨¦dito pendiente, sino tambi¨¦n en las condiciones macroecon¨®micas de los pa¨ªses implicados. As¨ª resultar¨ªa improbable cualquier expansi¨®n excesiva del cr¨¦dito. El capital de la instituci¨®n propuesta estar¨ªa formado de derechos especiales de giro, lo que har¨ªa que las garant¨ªas fueran totales. Los derechos especiales de giro no ser¨ªan inflacionistas porque s¨®lo se utilizar¨ªan en caso de impago: en ese caso, sustituir¨ªan el dinero perdido.
Hay muchos asuntos que se tienen que resolver. El m¨¢s importante es el v¨ªnculo entre los pa¨ªses que piden pr¨¦stamos y las entidades privadas de esos pa¨ªses que tambi¨¦n los piden. Se debe tener un cuidado especial para no dar, a los gobiernos un poder discrecional sobre la distribuci¨®n del cr¨¦dito porque eso podr¨ªa fomentar dictaduras corruptas. Pero en cuanto se admitiera la necesidad de crear una instituci¨®n as¨ª, se podr¨ªan estudiar estos detalles.
La instituci¨®n puede crearse en el momento en que el pr¨¦stamo internacional est¨¦ al borde del colapso, y ahora estamos en su umbral. Probablemente podamos sortearlo sin una nueva autoridad internacional como la que propongo, pero estar¨ªamos perdiendo una gran oportunidad.
Adem¨¢s, se podr¨ªa aminorar el alcance de la crisis con la perspectiva de una reactivaci¨®n temprana del pr¨¦stamo internacional sobre una base m¨¢s s¨®lida. Si, efectivamente, el mundo est¨¢ adentr¨¢ndose en un periodo deflacionista, una sociedad aseguradora de cr¨¦dito internacional podr¨ªa desempe?ar un papel decisivo a la hora de contener sus efectos negativos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.