Lugares comunes
La noche radical volvi¨® a convocar a los amantes del rock urbano en el templo perif¨¦rico del g¨¦nero. Abr¨ªan la velada los tarraconenses N¨²meros Rojos, pen¨²ltima encarnaci¨®n del esp¨ªritu de Le?o, adoptando las formas musicales de unos Alarma sin contenci¨®n, adobado con unas gotas de Los Suaves y Platero y T¨² y rematados con una guinda Topo. Presentaban su tercer disco, Tiempo muerto, y el p¨²blico de la capital les recibi¨® con calor y atenci¨®n. A eso de la medianoche el cuarteto pamplon¨¦s Barricada salt¨® al escenario provocando el delirio entre la numerosa parroquia de incondicionales . .La verdad es que las 28 canciones que ofrecieron El Drogas, Boni, Alfredo y Fernando a casi todo el mundo le parecieron de lo m¨¢s normal. Es m¨¢s, disfrutaban cada riff, cada grito provocativo, cada solo instrumental. La banda dio un exhaustivo repaso a su prol¨ªfica discograf¨ªa, atacando tanto aquellas canciones que les abrieron hueco en el combativo rock norte?o de los ochenta, como los loables intentos por encontrar una v¨ªa que conecte la esencia fundamental de su m¨²sica con un futuro que se revela cada vez m¨¢s industrial. Hubo, pues, opiniones para todos los gustos; espectadores que prefer¨ªan su vena m¨¢s rockera y callejera, representada por temas como La silla el¨¦ctrica, Oveja negra, Contra la pared o el cl¨¢sico Okupaci¨®n, y tambi¨¦n los hubo que degustaron men¨²s m¨¢s cercanos en el tiempo -Dif¨ªcil o Nada-. Fueron dos horas tremendas, en las que Barricada demostr¨® que se ha redimensionado en el mercado del rock, que forman parte ya del largo tren de las leyendas vivas del g¨¦nero y que a¨²n tienen cuerda para rato.
Barricada y N¨²meros Rojos Sala Canciller
1.600 pesetas. Madrid, viernes 16 de enero.
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