Soros

No puedo expresar m¨¢s que desconcierto ante el art¨ªculo Hacia una sociedad abierta global, de George Soros. Podr¨ªa, como en el relato de Dashiell Hammett, decir que "llevaba tan s¨®lo diez palabras le¨ªdas y siete eran falsas cuando ...". Evidentemente no puede esperarse m¨¢s que un tipo de verdades de un hombre que defiende su negocio y sus intereses por encima de todo. Lo inusual en el caso Soros consiste en dilucidar el proceso que conduce del negocio rentable a la mala conciencia y de ¨¦sta a la reflexi¨®n interesada. La primera premisa de este "nuevo fil¨®sofo" liberal -lo obvio, dice ¨¦l- consiste en partir de un hecho irrefutable: vivimos en una econom¨ªa global. Se trata de una afirmaci¨®n del tipo "Dios existe, luego...". Luego llega toda su reflexi¨®n sobre los peligros de esa ley inmutable. Es una reflexi¨®n sobre el dogma para humanizar "lo divino".Bien es cierto que Soros viene desde hace un tiempo advirti¨¦ndonos de los peligros de su negocio. Los ha experimentado ¨¦l mismo; o, mejor dicho, los ha provocado ¨¦l. Sus movimientos especulativos dejaron maltrecho el sistema monetario europeo, provocaron arritmias en todos los mercados durante la guerra del Golfo, evidenciaron los errores de las pol¨ªticas socialdem¨®cratas, con el consiguiente varapalo electoral... Sus reflexiones demuestran su propia amenaza, aunque ¨¦sta se disfrace incluso de cr¨ªtica moral.- Felipe Vega.