Waterloo azulgrana en el Camp Nou
El Bar?a se adelant¨® con un 3-0, pero encaj¨® cuatro tantos en los ¨²ltimos 21 minutos
AV¨ªctima del s¨ªndrome del Helm¨¢ntico, el Bar?a va camino de tirar tambi¨¦n la Liga. Resulta una enfermedad de dif¨ªcil cura y m¨¢s en un equipo tan sentimental como es el azulgrana. Es hoy el grupo presa del v¨¦rtigo. Tiene tanto miedo a la derrota que no sabe cu¨¢l es el l¨ªmite de la victoria. El estado compulsivo le ha llevado al div¨¢n, presa del p¨¢nico, m¨¢s necesitado de un psic¨®logo, del cari?o de un amigo, que de la orden de su entrenador. El t¨¦cnico no tiene ahora mismo control sobre el grupo, ha perdido autoridad e influencia sobre la cr¨ªtica y no posee ascendiente respecto a la hinchada.El Valencia le maltrat¨® tanto como el Salamanca o la Real en su d¨ªa. Una y otra vez el equipo es objeto de la misma burla. Los rivales convierten en actos de heroicidad los desastres azulgrana. El adversario se crece en la misma proporci¨®n que se encoge el Bar?a. El marcador engorda ante tanta carnaza. El triunfo del Valencia, en cualquier caso, result¨® esta vez incuestionable. No tuvo nada que ver con el discurso futbol¨ªstico de otros partidos. Fue un elemento diferenciador en el desasosiego azulgrana de las ¨²ltimas jornadas. El grupo de Ranieri mereci¨® ganar sin necesidad de que el grupo azulgrana se desangrara y cayera desplomado.
Fue el Bar?a un equipo voluble, inestable, fr¨¢gil. Un equipo cag¨®n.Desgobernado. Le bast¨® al Valencia marcar el primer gol para que el Camp Noiu se rindiera pese a llevar tres tantos de ventaja. El equipo, el banquillo, la grada, el estadio, entendieron que el segundo, el tercero y el cuarto llegar¨ªan con el tiempo. Fue la cr¨®nica de una muerte ya muy conocida. Result¨® el Barca un equipo irreconocible ya en su puesta en escena. Van_Gaal puso a Bogarde como tercer zaguero, volcado a la banda izquierda y, por efecto domin¨®, empuj¨® a Sergi hasta la divisoria y sac¨® a Iv¨¢n de la alineaci¨®n. El grupo azulgrana no encontr¨® acomodo. Una contra de Ilie en el arranque le dej¨® mal parado, desubicado, fuera de la cancha. La madera escupi¨® el remate del delantero rumano y, al tiempo que fren¨® la salida azulgrana, aceler¨® la transici¨®n valencianista.
Jug¨® a su gusto el Valencia durante largo rato. Blindado en la parte trasera por la inclusi¨®n de Djukic, tom¨® aire para salir con Mendieta y se apoy¨® en la velocidad de Ilie para llegar hasta los morros de Hesp. El colectivo de Ranieri tuvo mejor orientaci¨®n que en la Copa. Le falt¨®, sin embargo, pegada para ajusticiar al Bar?a en el inicio, sin necesidad, de aguardar al final, de acuerdo con el gui¨®n natural del choque.
Los azulgrana se extraviaron pronto y, ante el acoso del adversario, optaron por abrigarse. Desaparecieron las l¨ªneas y el grupo se junt¨® en un pastel en el ombligo del campo. El desamparo fue en aumento con el discurrir del partido. Guardiola se rompi¨® otra vez y el equipo qued¨® tirado sin pies ni cabeza. No hab¨ªa ni capit¨¢n ni extremos que abrieran el campo. Tirado, sin pase, sin ritmo, aguard¨® el auxilio del t¨¦cnico. Van Gaal opt¨® por cambiar de marcha. Recurri¨® a Lo Pelat y el Bar?a pas¨® a jugar a la contra, a la carrera, con acelerones.
Perdido el toque, el Bar?a se puso a correr. Iv¨¢n no juega al pie, sino que el campo se abre a su paso. Busca el f¨²tbol m¨¢s profundo, mira hacia el volante que galopa y mete la pelota hasta las entra?as. Naci¨® as¨ª el primer gol.
El Valencia se par¨® hasta el descanso. Ranieri opt¨® entonces por dar una vuelta de tuerca y meti¨® a Burrito Ortega en la refriega, y del presunto suicidio forastero se pas¨® al waterloo azulgrana. Pareci¨® que el grupo visitante se hab¨ªa quedado sin medio del campo cuando tom¨® dos goles muy tontos. Falsa impresi¨®n.
El Valencia se recre¨® en el remonte a lomos de Claudio L¨®pez. La crecida visitante fue incontenible. La zaga azulgrana fue encajando la derrota con la misma celeridad que la delantera hab¨ªa atrapado la victoria. Qued¨® partido por la mitad el Bar?a, esparcido, volcado en el campo sin nadie que acudiera en su ayuda. No hay carpeta ni cabeza capaz de explicar la tragedia azulgrana. El Bar?a se hunde como el Titanic.
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