Cuarto de hora de pasi¨®n
El Athletic doblega con ¨¦pica al Extremadura
El Athletic necesit¨® la enfermedad para producir su resurrecci¨®n milagrosa. Cuando tuvo que apelar a la ciencia, al toque, a la individualidad se atasc¨® como un tornillo oxidado. El Extremadura le cedi¨® el campo y el Athletic aprovech¨® su humildad para cuajarle un gol al minuto 12 en la primera ocasi¨®n que tuvo Urzaiz de utilizar su cabeza. Era lo deseado en la pizarra y en cualquier manual de asuntos previos. Y sin embargo, el gol maniat¨® al conjunto rojiblanco, se le cay¨® el resultado encima y la responsabilidad de jugar fue un hu¨¦sped en las botas de los futbolistas.
El Extremadura ley¨® al Athletic en ese periodo a la perfecci¨®n. Sin salir de su guarida comprendi¨® que sus dos delanteros pod¨ªan provocar el estropicio con su sola presencia en el ¨¢rea. Y Rueda hall¨® fortuna.
Todo anunciaba lo imposible, amenazaba un reto ¨¦pico para el Athletic y una mansedumbre insospechada para el Extremadura. Era el espejismo de un torneo propenso al sobresalto. El Athletic encontraba el pulso de la pasi¨®n, y a fe que revivi¨® sus costumbres. Con todo perdido, cada futbolista interioriz¨® que la responsabilidad no se reg¨ªa por criterios l¨®gicos sino por apelaciones viscerales. El Athletic ech¨® hacia atr¨¢s el calendario y apel¨® a su f¨²tbol m¨¢s hist¨®rico. Con cuatro delanteros en el terreno de juego, bastaron quince minutos para arruniar todo el trabajo del Extremadura. Fue una sucesi¨®n de goles basados en el dominio a¨¦reo. El Extremadura no resisti¨® el coraz¨®n rojiblanco.
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