Juan Pablo II: "Que Cuba se abra al mundo"
Castro califica el embargo de "genocidio con el que se intenta rendir por hambre al pueblo cubano"
Juan Pablo II baj¨® lentamente las escalerillas del avi¨®n. Bes¨® la tierra que le ofrecieron en una bandeja cuatro ni?os cubanos, dos negros y dos blancos. Salud¨® a Fidel Castro, que acudi¨® al aeropuerto vestido de civil, con corbata y un impecable traje azul oscuro. A esa hora -las cuatro de la tarde en la isla, diez de la noche en Madrid-, el l¨ªder cubano conoc¨ªa, sin duda, las manifestaciones que hab¨ªarealizado el Papa en el avi¨®n que le trasladaba a La Habana en favor de "un cambio" de la pol¨ªtica norteamericana hacia la isla. Despu¨¦s, a la hora de los discursos, el Papa dijo: "Que Cuba se abra al mundo con todas sus magn¨ªficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba". El Pont¨ªfice se refiri¨® a las dificultades que hab¨ªa tenido que enfrentar la Iglesia cubana para ejercer su magisterio, espec¨ªficamente la falta de sacerdotes, y pidi¨® "mayores espacios" para la Iglesia cat¨®lica.
Minutos antes, el presidente cubano hab¨ªa pronunciado un descarnado discurso en el que reiter¨® lo dicho muchas veces en su pa¨ªs: "Antes morir mil veces que renunciar a nuestras convicciones". Castro se refiri¨® al embargo norteamericano contra Cuba y lo calific¨® de genocidio con el que se intenta rendir por hambre al pueblo cubano". Compar¨® a los revolucionarios con los primeros cristianos y su martirio en defensa de la fe, y carg¨® contra la colonizaci¨®n y la conquista de Am¨¦rica como uno de los or¨ªgenes de los males de su pa¨ªs y de todo el continente.El gobernante cubano dijo que compart¨ªa con el Papa muchos de los valores que defend¨ªa, aunque admiti¨® que exist¨ªan discrepancias entre ambos. "Hoy, santidad, de nuevo se intenta el genocidio pretendiendo rendir por hambre, enfermedad y asfixia econ¨®mica total a un pueblo que se niega a someterse a los dictados y al imperio de la m¨¢s poderosa potencia econ¨®mica, pol¨ªtica y militar de la historia", dijo en directa denuncia a EE UU.
El l¨ªder cubano a?adi¨® que "el respeto hacia los creyentes y no creyentes" fue siempre "un principio b¨¢sico de los revolucionarios cubanos", y dijo que "si alguna vez han surgido dificultades no ha sido nunca culpa de la revoluci¨®n".
Juan Pablo II el Papa polaco, el martillo del comunismo en este agitado fin de siglo, fue recibido con todos los honores de un jefe de Estado, como en 1989 lo fue Mija¨ªl Gorbachov. Tropas de los tres Ej¨¦rcitos desfilaron en la pista de aterrizaje del aeropuerto Jose Mart¨ª, mientras sonaban 21 salvas de honor y se escuchaban los himnos de Cuba y el Vaticano.
En la pista de aterrizaje le esperaba un p¨²blico nutrido y heterog¨¦neo, compuesto por cerca de doscientos cardenales y obispos de todo el mundo, entre ellos 15 espa?oles, ministros comunistas, diplom¨¢ticos y un grupo de monjas y cat¨®licos que gritaban "?Se siente, se siente, el Papa est¨¢ presente!" Un cartel que pocos d¨ªas antes dec¨ªa "Creemos en la revoluci¨®n" fue sustituido por otro de grandes dimensiones con la imagen del Papa con b¨¢culo y mitra y un texto que rezaba: "Bienvenido su Santidad Juan Pablo Il".
Frutos politicos
Antes de aterrizar en La Habana, Wojtyla ya hab¨ªa comenzado a recoger los primeros frutos pol¨ªticos de su visita "pastoral" a la isla, en lo referente a la reconciliaci¨®n que, ha dicho, desea promover entre los cubanos.El martes, 24 horas antes de su llegada, una peregrinaci¨®n de tres aviones cargados con exiliados procedentes de M¨ªami, Nueva York y San Juan de Puerto Rico aterrizaron en el aeropuerto Jos¨¦ Mart¨ª de La Habana para vivir en carne propia la visita del Papa.
Algunos de los exiliados llevaban 37 a?os sin regresar a su pa¨ªs. Otros se marcharon recientemente y algunos, como el m¨¦dico Ra¨²l Hern¨¢ndez, salieron de Cuba en 1980, durante el ¨¦xodo del Mariel. Pero todos, j¨®venes y viejos, anticastristas furibundos o dialogueros, tuvieron que enfrentarse antes de venir a fuertes cr¨ªticas de las organizaciones m¨¢s conservadoras del exilio por su decisi¨®n de viajar a la isla con Castro en el poder.
"Quien no quiera venir a Cuba, quien no quiera compartir con nosotros este momento hist¨®rico, por lo menos que no nos critique y acepte nuestra decisi¨®n", dijo Hern¨¢ndez, quien trabaja en la Conferencia Cat¨®lica de Miami.
La llegada de los exiliados al aeropuerto de La Habana fue emotiva y por momentos espectacular. Algunos sacerdotes cubanos y decenas de periodistas esperaron a los peregrinos, muchos de los cuales gritaban de alegr¨ªa y soltaban lagrimones antes incluso de ver aparecer a sus padres o hermanos por la abarrotada puerta de salida. "Esto es muy, muy emocionante", declar¨® Aurelio Espinosa, un sacerdote de la provincia de Camag¨¹ey, quien sali¨® de Cuba hace 37 a?os y ahora ejerce su misi¨®n pastoral en Puerto Rico.
El martes por la tarde, mientras los exiliados se instalaban en los hoteles de La Habana, otro hecho singular ten¨ªa lugar en la popular iglesia de la Caridad en el barrio de Centro Habana. A las cinco de la tarde, el anciano obispo cubano Eduardo Boza Masdival, que fue expulsado de Cuba en septiembre de 1961 acusado de promover "actos contrarrevolucionarios", entr¨® por la puerta de su antigua iglesia, entre aplausos y llantos de los asistentes, para oficiar una misa multitudinaria en la que abog¨® por la "reconciliaci¨®n". Boza Masdival, de 83 a?os, era obispo auxiliar de La Habana cuando el 10 de septiembre de 1961 organiz¨® una procesi¨®n interparroquial con motivo de la Virgen de la Caridad, la patrona de Cuba, cuya fecha se celebra el 8 de septiembre. La concentraci¨®n, convocada en los momentos de mayores tensiones entre la iglesia y el estado, pocos meses despu¨¦s de la invasi¨®n de Bah¨ªa de Cochinos, acab¨® en disturbios.
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