"El arte es s¨®lo libertad" dice Vaquero Turcios al ingresar en la Academia
El pintor y escultor rinde tributo a Goya y al misterioso proceso de la creaci¨®n
Con el sal¨®n de actos abarrotado de amigos, "pero muy tranquilo, porque no hay otro remedio", seg¨²n dijo un minuto antes de entrar, Joaqu¨ªn Vaquero Turcios (Madrid, 1933) ley¨® ayer su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El pintor y escultor traz¨® un ensayo-mural rico en intuiciones po¨¦ticas, viajes a la historia y homenajes. El primero, a su padre, tambi¨¦n pintor y acad¨¦mico, ya nonagenario, que no acudi¨® para evitar la emoci¨®n del momento. El segundo, a Goya, "el miembro m¨¢s importante que ha tenido esta casa", de quien Vaquero Turcios tom¨® el t¨ªtulo y el esp¨ªritu del discurso: "No hay reglas en la pintura. S¨®lo es imprescindible la libertad".
Joaqu¨ªn Vaquero Turcios apareci¨® impecablemente vestido con el frac que su padre, Joaqu¨ªn Vaquero Palacios, utiliz¨® 30 a?os atr¨¢s para leer su discurso de ingreso en la Academia. Fue esa casi la ¨²nica ¨²nica concesi¨®n que el nuevo acad¨¦mico, autor del grupo escult¨®rico de la madrile?a Plaza de Col¨®n y fecundo muralista, hizo a la tradici¨®n de la casa. La otra consisti¨® en encabezar sus palabras con la frase que Goya dijo hace 205 a?os en su misma situaci¨®n, pero el resto del discurso del sobrino-nieto de Rub¨¦n Dar¨ªo fue otra cosa: un intento apasionado de aproximaci¨®n, entre lo po¨¦tico, lo intuitivo y lo sentimental, a una "imposible" definici¨®n de la pintura.Vaquero Turcios dijo preferir una de Borges -"El arte es una revelaci¨®n inminente que no se realiza"-, pero cit¨® tambi¨¦n a Leonardo -"La pintura es una composici¨®n de luz y tinieblas"- y a De Chirico: "La tela de ara?a en la que quedan prendidos (...) los momentos de percepci¨®n anormal".
El pintor dej¨® tambi¨¦n su visi¨®n personal de un trabajo al que, seg¨²n calcul¨®, se pueden llegar a dedicar 50.000 horas en una vida: es un "oficio humilde, artesanal y un poco visionario"; una "actividad compleja que, si bien pertenece al territorio del esp¨ªritu, se hace con las manos" y en la que el artista se ve influido por fuerzas dispares: la ausencia, la penumbra y la frustraci¨®n, pero tambi¨¦n la esperanza, la voluntad, la pasi¨®n.
"Se ha pintado ya casi todo", dijo, "pero seguimos persiguiendo esa visi¨®n vaga y m¨®vil que brilla a veces, llam¨¢ndonos, en el interior del cerebro". Y entonces pas¨® revista al "apasionante sistema biol¨®gico" que conserva las im¨¢genes en la memoria y nos las devuelve cuando las reclamamos a base de "pistas, trozos, aspectos parciales".
Tras afirmar que "la pintura y la memoria parecen ser casi lo mismo", Vaquero Turcios lleg¨® a uno de sus territorios favoritos: el de los maestros subterr¨¢neos, los artistas prehist¨®ricos "que nos llenan de emoci¨®n y frescura est¨¦tica". De ah¨ª viaj¨® a Grecia -"Para los griegos la memoria era la madre de todas las Musas"-. Y desde ese s¨ªmbolo del arte pict¨®rico perdido, evoc¨®, como contraste, dos artes "recuperados": el de los enfermos mentales, "vertiginoso, anormalmente denso, turbador", y el cibern¨¦tico, "d¨¦cima musa electr¨®nica, llena de fascinantes alucinaciones". El pintor concluy¨® definiendo la b¨²squeda del artista como "un camino dif¨ªcil y solitario" en el que no vale otra regla que la compa?¨ªa "exigente, agotadora, de la libertad".
Sus palabras fueron brevemente respondidas por el escultor Jos¨¦ Luis S¨¢nchez, que elogi¨® su "divisa leonardesca". Los otros dos padrinos, el arquitecto Rafael de la Hoz y el pintor Luis Garc¨ªa Ochoa, escoltaron a Vaquero Turcios hasta el estrado. Entre las 300 personas que llenaban el sal¨®n de actos estaban Crist¨®bal Halffter, Carmelo Bernaola, Carlos Bouso?o, Alberto Portera y Alberto Schommer. El secretario de Estado de Cultura, Miguel ?ngel Cort¨¦s, se sent¨® en el estrado junto al director de la Academia, Ram¨®n Gonz¨¢lez de Amezua, y otros miembros de la instituci¨®n.
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