Pertinaz sequ¨ªa en el Espanyol
El equipo de Camacho sum¨® su quinto punto de los 21 ¨²ltimos posibles
De un tiempo a esta parte, el Espanyol se ha convertido en un equipo previsible. Tanto que no hay rival que no sepa c¨®mo cerrar el candado y esconderle la llave al equipo de Camacho. Cinco puntos de los ¨²ltimos 21 posibles llevan los de Montjuic y tres partidos consecutivos sin marcar un s¨®lo gol. Un d¨ªa es un penalti no se?alado, otro un palo y otro, como ayer ante el Oviedo, el mal estado del terreno de juego. Cualquier excusa es buena. Pero lo cierto, lo que se puede constatar, es que el Espanyol ya no encuentra el camino del gol. Ayer, ni siquiera el de las ocasiones de gol. Porque durante 90 minutos, y con benevolencia, tan s¨®lo fue digno de registrarse en el cuaderno de anotaciones un remate de cabeza de Esn¨¢ider que detuvo, sin grandes apuros, Esteban. Fue todo.El Espanyol empuj¨® y empuj¨® cada vez con mayor intensidad. Pero s¨®lo eso. La chispa de Esn¨¢ider ha desaparecido. Las llegadas de Quique Mart¨ªn por la banda izquierda y el remate en la boca de gol de Ou¨¦dec ya hace tiempo que no se repiten. El delantero argentino jug¨® ayer un tanto retrasado, a las espaldas del franc¨¦s. Y el resultado fue que Esrnider pas¨® muy desapercibido, mientras que Ou¨¦dec se desgast¨® sin fortuna en un constante trabajo como pivote que no dio resultado.
El Oviedo arranc¨® con un perfil temible. Sus contrataques, montados en base a la gran movilidad inicial de Juan Gonz¨¢lez en la punta y las incorporaciones de Dubovsky y Pompei, metieron el miedo en el cuerpo al Espanyol. Pero hubo m¨¢s ruido que nueces y el Oviedo se fue apagando. Se dio por satisfecho con fortalecer sus l¨ªneas de cuatro atr¨¢s y en el centro del campo y hacer in¨²til la presi¨®n del Espanyol.
El centro del campo se convirti¨® en un pim pam pum. No hab¨ªa equipo que fuera capaz de trenzar una jugada con m¨¢s de tres o cuatro toques sin que se produjera una intercepci¨®n del rival. El mal estado del terreno de juego, con agua por los cuatro costados que a veces aceleraba y a veces clavaba el bal¨®n, acentu¨® los desprop¨®sitos. Los dos equipos mantuvieron un orden posicional hasta las ¨²ltimas consecuencias.
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