Denver se impone contra pron¨®stico a Green Bay
Terrell Davis rob¨® el protagonismo a los 'quarterbacks' en la Super Bowl
Ni Brett Favre, ni John EIway, ni siquiera los Green Bay Packers. Terrell Davis y los Denver Broncos. La XXXII Super Bowl (la gran final del f¨²tbol americano) tuvo un desenlace tan sorprendente como improbable fue su un h¨¦roe. Los Broncos, derrotados en tres finales anteriores, derrotaron contra pron¨®stico, a los Packers, los ganadores del ¨²ltimo anillo, por 31-24. Y, contrariamente a la tradici¨®n de las Super Bowl, que normalmente consagra a un quarterback, el jugador m¨¢s valioso del partido fue un corredor de 25 a?os que a punto estuvo de no jugar la segunda parte v¨ªctima de un ataque de migra?a. Por primera vez, el espect¨¢culo deportivo desarrollado ante los 68.912 espectadores del Qualcomm de San Diego, fue m¨¢s brillante que toda la parafernalia de shows y actuaciones que convierten a cualquier Super Bowl en el ep¨ªtome del exceso. La igualdad del marcador (24-24 a falta de 1m45s para el final, momento en que Davis sell¨® el ensayo definitivo) logr¨® que incluso la emoci¨®n estuviera a la altura del gran nivel de juego.
Davis -157 yardas de carrera, tres ensayos- empez¨® a verlo todo borroso tras ser frenado en seco al final del primer cuarto, un s¨ªntoma de sus habituales ataques de migra?a. El segundo cuarto lo vio desde la banda. En el descanso se administr¨® una buena dosis de su pulverizador de dihidroergotamina, y en el tercer cuarto era un hombre nuevo. No pod¨ªa fallar a su cita contra la arrogancia de los Packers, contra el aire de superioridad de Brett Favre, el quarterback con aspecto de asesino sedado que, sin embargo, no vio en ning¨²n momento clave la forma de romper la defensa de Denver. En otros momentos, s¨ª. Hizo los n¨²meros de un grande, de un ganador -256 yardas de pase, tres pases de ensayo-, control¨® el tiempo como si ¨¦l fuera el creador, pero no pudo contra el destino personificado en Davis.
No pod¨ªa Davis fallar tampoco a su p¨²blico de San Diego -es el primer jugador elegido mejor de una Super Bowl jugada en su ciudad natal-; ni, sobre todo, pod¨ªa fallarle a John Elway, su quarterback.
Era la ¨²ltima oportunidad para EIway, de 37 a?os, de no convertirse en un nuevo Jim Kelly, en el mejor quarterback que no ha ganado nunca un anillo. En su cuarta final, Elway no hizo nada del otro mundo, a menos que la sensatez entre en la categor¨ªa de ins¨®lito: simplemente le dio balones a la mano a Davis. Y Davis no le fall¨®.
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