Frente a la marabunta

EL VANDALISMO callejero que cay¨® el viernes sobre una pac¨ªfica fiesta en el barrio de San Vicente de Barakaldo (Vizcaya) refleja una debilidad de ETA, aunque no por ello sea menos pernicioso. Est¨¢ claro que, a falta de otros medios, la banda terrorista y su mundo tienen que recurrir a esta agitaci¨®n violenta para marcar la continuidad de su presencia e intentar que reaccionen las autoridades. El movimiento no tiene nada de espont¨¢neo. Es un fen¨®meno que crece de forma cada vez m¨¢s organizada, y que cae, como una marabunta, sobre los ciudadanos, est¨¦n de fiesta o de funeral. La lucha callejera, kale borroka, se ha convertido en parte integrante de la estrategia de ETA, que pretende generalizarla en Euskadi. De hecho, ETA viene impulsando esta violencia apenas disfrazada de gamberrismo desde 1995 en un intento de socializar el sufrimiento, como denomina eufem¨ªsticamente a esta estrategia, a pesar de algunas voces cr¨ªticas que parecen surgir al respecto en el propio seno de HB. Hay que hacer frente a la borroka. Para empezar, con medidas policiales m¨¢s eficaces. La Ertzaintza debe desarrollar t¨¦cnicas espec¨ªficas para luchar contra estos ataques donde quiera que surjan. Las protestas de los vecinos afectados por estos ataques son perfectamente comprensibles, por dif¨ªcil que resulte -y lo es- actuar frente a una banda de encapuchados armados de c¨®cteles m¨®lotov y num¨¦ricamente superiores. Pero ni es un fen¨®meno nuevo ni desconocido en otros pa¨ªses como para justificar la escasa eficacia demostrada hasta ahora. Junto a la respuesta en la calle es necesario mejorar seguramente los mecanismos de informaci¨®n, de forma que se puedan realizar en ocasiones despliegues previos con car¨¢cter disuasorio. No es un fen¨®meno f¨¢cil combatir, pero los ciudadanos tienen derecho a esperar de su polic¨ªa una protecci¨®n m¨¢s eficiente. Dicho esto, la ineficacia de la Ertzaintza en ¨¦ste y otros casos no deber¨ªa ser esgrimida como arma pol¨ªtica arrojadiza entre los partidos democr¨¢ticos. Cada actuaci¨®n de la Ertzaintza no debe dar lugar a un rifirrafe pol¨ªtico sobre la capacidad de la polic¨ªa vasca. Una vez m¨¢s, estos partidos pueden y deben debatir de ¨¦sta y otras cuestiones, pues han de responder a la justa demanda ciudadana. Pero seguramente puede haber m¨¦todos m¨¢s discretos y posiblemente m¨¢s eficaces que el de abrir un debate general cada vez que se produce un fallo de funcionamiento. A la Ertzaintza, como a la polic¨ªa nacional o la Guardia Civil, hay que pedirle que cumpla su tarea sin que a cada paso se abra una causa general sobre su raz¨®n de ser.