El 'metab¨²s' para en Getafe al lado de las urgencias infantiles

Usuarios del hospital universitario de Getafe (143.000 habitantes) y profesionales sanitarios del centro se han dirigido al Ayuntamiento para protestar por la ubicaci¨®n de la parada del metab¨²s, el autob¨²s que reparte metadona entre los drogodependientes en rehabilitaci¨®n. Los casi cien usuarios del programa han de esperar la llegada del equipo m¨¦dico que les suministra su dosis justo enfrente de la entrada de las urgencias infantiles, "un lugar que no parece el m¨¢s adecuado", seg¨²n los padres. Como carecen de cualquier banco o marquesina donde matar el rato, los ex toxic¨®manos terminan cobij¨¢ndose en la rampa de acceso a urgencias o en la propia sala de espera.Este problema se plante¨® el martes en la comisi¨®n de participaci¨®n hospitalaria, el foro de debate entre la direcci¨®n del hospital, los trabajadores y las entidades ciudadanas. "El Ayuntamiento debe buscar una ubicaci¨®n m¨¢s decente. A los chavales les toca esperar al metab¨²s en plena calle, en unas condiciones denigrantes", denunci¨® una portavoz del Sindicato de Enfermer¨ªa.

La concejal de Integraci¨®n Social, Laura Lizaga (IU), lament¨® no haber sido invitada a esa reuni¨®n, pero se ofreci¨® a buscar soluciones con car¨¢cter urgente. "Ya estamos asfaltando la zona para colocar una marquesina. Eso s¨®lo sirve como un apa?o provisional, pero es un primer paso", manifest¨®.

Para ir avanzando en la resoluci¨®n del problema, Lizaga promovi¨® en oto?o el suministro de metadona en farmacias, "igual que al que tiene gripe se le facilita un antibi¨®tico". Sin embargo, hasta ahora s¨®lo una botica, a la que acuden cinco j¨®venes, se ha prestado a colaborar.

Otra posible f¨®rmula consiste en que la metadona se distribuya en el Centro de Atenci¨®n al Drogodependiente (CAD), pero el Ayuntamiento se comprometi¨® con los vecinos de la zona (La Alh¨®ndiga) a no adoptar esta decisi¨®n al menos durante los dos primeros a?os de existencia del edificio. Ese plazo expira el pr¨®ximo mes de julio. Para entonces, las dotes de convicci¨®n de Lizaga resultar¨¢n decisivas.