ETA mat¨® con tiros en la nuca al concejal del PP de Sevilla y a su mujer
La escena m¨¢s tr¨¢gica a¨²n no se ha representado. Ser¨¢ el d¨ªa que alguien tenga que explicarles a tres ni?os de entre cuatro y nueve a?os esta historia que ocurri¨® ayer: sus padres, Alberto Jim¨¦nez-Becerril, de 37 a?os, concejal del PP en Sevilla, y Ascensi¨®n Garc¨ªa Ortiz, de la misma edad, procuradora de profesi¨®n y tambi¨¦n afiliada al PP, fueron asesinados por dos etarras de sendos tiros en la nuca. La polic¨ªa baraja la hip¨®tesis de que alguno de los asesinos sea franc¨¦s.
Fue a la 1.25 de la madrugada de ayer, en la esquina de su casa, cuando volv¨ªan, como todos los jueves, de tomar unas copas con sus amigos. Sus tres hijos dorm¨ªan mientras sus padres se desangraban en la esquina de su calle. El parte m¨¦dico calific¨® las heridas del matrimonio de "incompatibles con la vida". Como ETA y sus pistoleros.Nadie vio nada. Ni los conserjes del cercano hotel Do?a Mar¨ªa, que se asomaron a la puerta al escuchar dos detonaciones. El concejal recibi¨® un tiro en el cuello, junto a la nuca y le sali¨® por el pabell¨®n auricular derecho; su esposa Ascensi¨®n Garc¨ªa sufri¨® un balazo en la nuca que le sali¨® por la boca, seg¨²n confirm¨® la autopsia. El dictamen forense sugiere que los terroristas -al menos dos- iban decididos a asesinar tanto al edil como a su c¨®nyuge, sin darles la menor opci¨®n de defensa.
Los cuerpos de las v¨ªctimas quedaron inertes en la esquina de las calles de Don Remondo y Cardenal S¨¢enz y Flores; a escasos metros de la Giralda y de su propio domicilio.
Los etarras se perdieron en cuesti¨®n de segundos en direcci¨®n a la avenida de la Constituci¨®n. Poco despu¨¦s, dos llamadas alertaron al 091. Una vecina avis¨® de que hab¨ªa escuchado detonaciones en su portal. La segunda llamada, m¨¢s concreta, ya hablaba de dos cad¨¢veres. Era un guardia civil de Tr¨¢fico franco de servicio quien descubr¨ªa los cuerpos cuando paseaba con un amigo. Una ambulancia del 061 lleg¨® a la 1.33. A tiempo s¨®lo de certificar que las dos personas acababan de fallecer.
ETA acababa de convertir a Alberto y Ascensi¨®n, veteranos militantes del PP, en dos nuevas v¨ªctimas de su ofensiva. Desde que en 1995, un encapuchado asesin¨® a Gregorio Ord¨®?ez, concejal del PP en San Sebasti¨¢n, ya son cinco los ediles de este partido aniquilados por ETA.
Pese a las amenazas de ETA, el matrimonio hab¨ªa seguido haciendo vida normal. Alberto como concejal delegado de Hacienda y segundo teniente de alcalde; Ascensi¨®n -Asen para todos- en los juzgados de Sevilla, donde a diario ejerc¨ªa de procuradora. Tres a?os atr¨¢s, Jim¨¦nez-Becerril hab¨ªa sentido el aliento criminal de la banda terrorista. Su nombre, junto al de otros concejales, apareci¨® en unos documentos incautados a un comando de ETA. Pero tras unos meses de inquietud, volvi¨® a su vida normal.
Seg¨²n las primeras investigaciones, los dos disparos fueron realizados por la misma arma, cargada con cartuchos de 9 mil¨ªmetros Parabellum SF, y por el mismo terrorista. Adem¨¢s, seg¨²n la trayectoria de los proyectiles, el asesino era de menor estatura que Jim¨¦nez-Becerril -de 1.90- ya que la bala que le atraves¨® la cabeza sigui¨® un recorrido ascendente hasta incrustarse, fragmentada en tres esquirlas, en la cal blanca de la calle.
Los terroristas, seg¨²n la polic¨ªa; abordaron a la pareja por detr¨¢s. "Y en ese momento", relat¨® ayer el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, "ante un gesto o un grito de la mujer, un terrorista decidi¨® asesinarla". Enrique, conserje del hotel Do?a Mar¨ªa, dice que escuch¨® gritos de "?polic¨ªa, polic¨ªa!", pero anoche parec¨ªa claro que no fue la esposa del concejal Jim¨¦nez-Becerril quien los profiri¨®.
La polic¨ªa no ha precisado si los etarras siguieron al matrimonio durante toda la noche o si esperaron en el portal del n¨²mero 11 de la calle de Don Remondo, justo donde se produjo el atentado. Tambi¨¦n ignora si los terroristas est¨¢n asentados en Andaluc¨ªa o son un comando itinerante.
Alberto y Ascensi¨®n hab¨ªan salido de casa sobre las 23.30 del jueves. Despu¨¦s de tapear, entraron en el bar Antig¨¹edades de la calle de Argote de Molina, a escasos metros de su casa. Compartieron una copa con unos amigos y con su prima Lola. Se encontraron con Jos¨¦ Joaqu¨ªn Gallardo, decano de los abogados de Sevilla. Se marcharon del bar a la 01.15. Nadie les volvi¨® a ver con vida.
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