El TDK se aprovecha del desenfado de Estudiantes
El TDK Manresa hizo lo que ten¨ªa que hacer: trabajar y ganar. Aprovech¨® con humildad las facilidades que le dio el Estudiantes. Lo hizo sin aspavientos, con moderaci¨®n. La Copa le gusta y pone de nuevo sobre la mesa su candidatura. El partido puso en conflicto dos estilos bien diferentes de entender el baloncesto: el riguroso y sensato frente al alegre y desenfadado. Sigue vivo en la Copa el que se lo tom¨® en serio. ?El Estudiantes? No era su d¨ªa.
Vulgarmente, se dir¨¢ que salieron con la berza. Es un t¨¦rmino que puede aplicarse a lo que hizo ayer el Estudiantes. Pero no es adecuado el calificativo. Cierto, todos podemos tener un mal d¨ªa. En el caso del Estudiantes, no es esa la explicaci¨®n. Es una marca de la casa, un raro fen¨®meno que se ha reproducido en circunstancias diferentes y entre distintas generaciones. Qui¨¦n sabe, un virus cong¨¦nito, un acceso febril. Tiene mucho que ver con su estilo y desde luego, con su idiosincrasia: el esp¨ªritu del club sigue fiel a un insobornable sentido del amateurismo. Sus fieles lo entender¨¢n mejor: de pronto, cualquier d¨ªa, los chicos se levantan de la cama como si tal cosa y salen a jugar un partido. Y lo hacen sin atender a lo que hay a su alrededor; juegan como lo hace un grupo de amiguetes que despu¨¦s ha quedado a tomar unas ca?as. Eso suele suceder cuando les toca jugar contra alguien al que pueden ganar, en su condici¨®n de favoritos. Nunca, por ejemplo, ante el Madrid. Y apunten otro dado: sus americanos se adaptan perfectamente a este lapso de los biorritmos, como si se hubieran formado tambi¨¦n en el Ramiro. Curioso, ?verdad? Ayer fue uno de esos d¨ªas. Los estudiosos del fen¨®meno lo presagiaban. Enfrente, el TDK Manresa, un rival aparentemente inferior, un conjunto de buenos chicos que hacen su trabajo. Y Creus, al mando, sabio, construyendo piedra a piedra. Y el escenario, la Copa. En ese clima, el Estudiantes necesita tratamiento de choque. Por ejemplo, el Real Madrid o el Barcelona. Si no, pasa lo que pasa.
Porque pas¨® que lleg¨® un de esos d¨ªas. Los chicos corren, porque aqu¨ª todo el mundo corre, pero posiblemente ninguno en la direcci¨®n adecuada. En la confusi¨®n olvidan todas las consignas ye avecina el desastre: unos corr¨ªan y los otros encestaban. Total: 17-37 en casi 14 minutos de juego. Al margen queda el t¨¦cnico, Pepu Jim¨¦nez, en plan profesor universitario. No crean que se llevaba las manos a la cabeza. Sabe que esas cosas pasan ciertos d¨ªas. Pepu aparenta tranquilidad. Buena se?al: comprende el problema. Y sabe que, a veces, no tiene remedio. O se remedia solo.
20 tantos de diferencia era un capital en la cuenta de Creus, experto en cierto tipo de finanzas. Cab¨ªa pensar que el partido estaba perdido. Craso error. Efecto tambi¨¦n del virus. El presunto enfriamiento puede conducir inopinadamente a repentino calentamiento, seg¨²n el cual los chicos siguen corriendo (a eso no les gana nadie en esta Liga), pero encestan. As¨ª se entiende que cinco minutos despu¨¦s de la gran desventaja, alcanzaran un buen recorte (31-41). Recorte desperdiciado luego en el descanso (31-46), porque estos calentamientos no son, en modo alguno, una garant¨ªa.
Y no lo fue. El term¨®metro subi¨® y baj¨® sin aparente explicaci¨®n. Se registr¨® un nuevo calentamiento en la segunda parte que pareci¨® presagiar que el Estudiantes se hab¨ªa metido en el partido (64-66 a falta de nueve minutos), pero a esas revoluciones a las que a veces juega el equipo es dif¨ªcil mantener la calma, justo lo que trataba de hacer en todo momento Creus (40 minutos en cancha). Era l¨®gico aceptar que el ritmo del partido lo marcaba el Estudiantes, pero no se puede despreciar que el Manresa no cay¨® en la trampa del cara a cara. El term¨®metro del partido sub¨ªa y bajaba (10 de ventaja, 10, 5, 4, 12) hasta que lleg¨® lo irremediable: una zona a su debido tiempo acab¨® con tanto cachondeo.
Jugaron y disfrutaron. Luego, se tomaron unas ca?as. El Estudiantes deja la Copa sin dramatismo., Es otra forma de entender la vida. Sus rivales volver¨¢n hoy al tajo: para eso les pagan.
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