Siro Garc¨ªa niega que exista en Espa?a la "moda de macrojuicios fragmentados"
El presidente del tribunal del caso Banesto, Siro Garc¨ªa, rechaz¨® ayer que exista "una moda espa?ola" de celebrar "macrojuicios fragmentados" y denunci¨® que en Espa?a la presidencia de los tribunales carece de facultades para limitar el tiempo de las partes durante la exposici¨®n de sus posiciones. Ayer, el abogado Ignacio Ayala denunci¨® desigualdad de trato para su cliente, Francisco Sitges. El fiscal y las acusaciones rechazaron su posici¨®n.
Siro Garc¨ªa aprovech¨® el final del pronunciamiento de las defensas sobre los argumentos de la defensa de Mariano G¨®mez de Lia?o en las cuestiones previas para lanzar su mensaje. "Sobre la moda espa?ola de celebrar macrojuicios fragmentados en lugar de una dedicaci¨®n a tiempo total por el tribunal, mi experiencia de m¨¢s de veinte a?os me lleva a rechazar de manera radical y rotunda qu¨¦ se trate de una moda espa?ola".El presidente subray¨®: "Por el contrario,en los pa¨ªses de nuestro entorno se siguen las mismas pautas que en los tribunales espa?oles. En cambio, en esos pa¨ªses hay ¨®rdenes para que las presidencias puedan limitar el tiempo que utilizan las partes en sus actuaciones".
Precisamente, cuando lleg¨® el turno a los letrados de las empresas declaradas responsables civiles subsidiarias, ¨¦stos alegaron necesitar m¨¢s tiempo para exponer.
-"Nosotros vamos a plantear dos cuestiones y para ello necesitaremos dos horas", dijo Jes¨²s Castrillo, codefensor, con Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa, de P¨¦rez Escolar.
-"?Dos horas cada uno de ustedes?", inquiri¨® Siro Garc¨ªa.
-"No, dos en total", precis¨® Castrillo. Ayer, el abogado Ignacio Ayala, del bufete de Horacio Oliva, exhibi¨® c¨®mo con poco se puede hacer una defensa respetable. Vino a presentar, suave y pausadamente, a Sitges ya no s¨®lo como una v¨ªctima de la instrucci¨®n sino, adem¨¢s, como un hombre tratado peor que los otros acusados, por carecer de tiempo para defenderse.
Un discurso seductor, pero con v¨ªas de agua. Sitges empez¨® a conocer los hechos, como m¨ªnimo, a primeros de 1996. El 19 de febrero de ese a?o, el abogado Dominique Poncet present¨® en su nombre, entre otros, ante el Tribunal Cantonal de Vaud (Lausana) un recurso para impedir que se transmitiera la declaraci¨®n de Paolo Gallone a Espa?a.
Otro hecho importante. Seg¨²n Ayala, cuando Gallone declar¨® en Lausana, no se le impuso de sus obligaciones como testigo ni la primera vez (febrero de 1996), ni la segunda (septiembre de 1997), lo que invalidar¨ªa el testimonio. Ayala dice que la culpa fue de la juez Teresa Palacios. Nada de todo esto es verdad. Ni la primera ni la segunda vez.
En la primera comisi¨®n rogatoria, 6 de febrero de 1996, se lee: "Se le informa que declara como testigo en una comisi¨®n rogatoria remitida por las autoridades espa?olas. Se le informa de las disposiciones penales que castigan el falso testimonio y debe tomar nota de los art¨ªculos 193 y subsiguientes del C¨®digo Penal que regulan la comparecencia del testigo". Gallone respondi¨®: "Tomo nota". En la segunda, 24 de septiembre de 1997, se repite la advertencia.
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