Aquel domingo
LA DECISI?N de Tony Blair de abrir una nueva investigaci¨®n sobre el domingo sangriento es valiente y necesaria. Desde la verdad de los hechos de ese tr¨¢gico 30 de enero de 1972, en el que los soldados brit¨¢nicos mataron a 14 manifestantes republicanos desarmados en la ciudad norirlandesa de Londonderry, ser¨¢ posible despejar algunos de los agravios que gravitan sobre la relaci¨®n entre protestantes y cat¨®licos. Blair ha elegido bien el momento, cuando el proceso de paz sobre el Ulster entra en una fase decisiva, para tener un gesto cargado de simbolismo hacia los cat¨®licos norirlandeses.Blair ha asegurado que "nuevas pruebas", en poder del Gobierno brit¨¢nico, justifican la reapertura del caso, algo que la opini¨®n republicana reivindicaba desde entonces. El primer ministro no pretende que la investigaci¨®n acuse a ning¨²n individuo, sino que establezca la verdad, y esta labor ha quedado encomendada a un tribunal presidido por un juez de la C¨¢mara de los Lores, junto con otros dos magistrados de la Commonwealth, es decir, no brit¨¢nicos. Por ello parece dificilmente aceptable para Londres la exigencia de los l¨ªderes del Sinn Fein de que se identifique a los soldados que dispararon y se les procese. A la manera en que funciona en Sur¨¢frica la Comisi¨®n de la Verdad y la Reconciliaci¨®n, Blair busca expiaci¨®n moral, no reparaci¨®n penal.
El momento es oportuno ante las dificultades del proceso de paz originadas por el regreso de la violencia sectaria, que ha motivado la expulsi¨®n de la mesa de negociaciones del Partido Democr¨¢tico del Ulster, que representa a los paramilitares del Ejercito Democr¨¢tico del Ulster (UDA). El Gobierno de Blair ha hecho gestos, alternativamente, en favor de unos y otros. El primer ministro ha recibido dos veces a Gerry Adams, y su ministra para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, ha visitado en la c¨¢rcel a algunos protestantes, condenados por terrorismo.
La ¨²ltima oferta inclu¨ªa la creaci¨®n de un Consejo de las Islas que garantizara el v¨ªnculo de los unionistas protestantes con Londres, pero acompa?ado de organismos que apuntan a una coordinaci¨®n entre el Ulster y la Rep¨²blica de Irlanda, para satisfacer a los cat¨®licos. De momento, pocos son los que est¨¢n plenamente contentos. Todos sospechan de todos. Pero nadie se levanta de la mesa, que tras establecerse la semana pasada por Londres regres¨® ayer a Belfast. La negociaci¨®n no tendr¨ªa sentido sin el concurso de los radicales de ambos bandos, pero se apoya en los moderados de las dos partes. Unos y otros saben que se va acercando la hora de la verdad. ?Qui¨¦n se atrever¨¢ a aprobar algo que, por definici¨®n, no podr¨¢ satisfacerle del todo? ?Qui¨¦n se atrever¨¢, sin embargo, a romper?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.