M¨¢s vale prevenir que curar
Los autores defienden la necesidad de promover en Espa?a un amplio debate social acerca de los alimentos transg¨¦nicos
y JORGE RIECHMANNEl coordinador nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa de los Alimentos del CSIC, Daniel Ram¨®n Vidal, en su art¨ªculo Los alimentos transg¨¦nicos (EL PA?S, 20 de diciembre de 1997), realiza una encendida defensa de los alimentos manipulados gen¨¦ticamente intentando convencemos de que son "cient¨ªficamente seguros". Este texto no es s¨®lo una r¨¦plica al art¨ªculo de Ram¨®n Vidal que contiene lo que a nuestro juicio son importantes imprecisiones y omisiones cient¨ªficas, sino que tambi¨¦n expone las razones por las que diferentes sectores de la sociedad (cient¨ªficos, consumidores, ecologistas, sindicalistas, agricultores....) creemos que los alimentos obtenidos por manipulaci¨®n gen¨¦tica hoy por hoy est¨¢n muy lejos de ser seguros. Alimentos obtenidos por manipulaci¨®n gen¨¦tica (transg¨¦nicos o reconvinantes) son aquellos que proceden de organismos en los que se han introducido genes de otras especies por medio de la ingenier¨ªa gen¨¦tica. Para la introducci¨®n de genes for¨¢neos en la planta o en el animal comestibles es necesario utilizar como herramienta lo que en ingenier¨ªa gen¨¦tica se llama un vector de transformaci¨®n: "par¨¢sitos gen¨¦ticos" como pl¨¢smidos y virus, a menudo inductores de tumores y otras enfermedades, como sarcomas, leucemias... Aunque normalmente estos vectores se "mutilan" en el laboratorio para eliminar sus propiedades pat¨®genas, se ha descrito la habilidad de estos vectores mutilados para reactivarse, pudiendo generar nuevos pat¨®genos. Adem¨¢s, tales vectores llevan muchas veces genes marcadores que confieren resistencia a antibi¨®ticos como la kanamicina (gen presente en el tomate transg¨¦nico de Calgene) o la ampicilina (gen presente en el ma¨ªz transg¨¦nico de Novartis), resistencias que se pueden incorporar a las poblaciones bacterianas (en nuestros intestinos, en el agua o en el suelo). La aparici¨®n de m¨¢s cepas bacterianas pat¨®genas resistentes a antibi¨®ticos (un problema sobre el que la OMS no deja de alerta) es un peligro para la salud p¨²blica imposible de exagerar.
Si bien la ingenier¨ªa gen¨¦tica es una herramienta potent¨ªsima para la manipulaci¨®n de los genes, actualmente existe un gran vac¨ªo de conocimiento sobre el funcionamiento gen¨¦tico de la planta o animal que se va a manipular. ?Qu¨¦ genes se activan y se desactivan a lo largo del ciclo vital del organismo, c¨®mo y por qu¨¦ lo hacen? ?C¨®mo influye el nuevo gen introducido en el funcionamiento del resto del genoma? ?C¨®mo altera el entorno el encendido o el apagado de los genes de la planta cultivada? Actualmente, todas estas preguntas se encuentran, en gran medida, sin respuesta. La introducci¨®n de genes nuevos en el genoma del organismo manipulado provoca alteraciones impredecibles de su funcionamiento gen¨¦tico y de su metabolismo celular, y esto puede acarrear: a) la producci¨®n de prote¨ªnas extra?as causantes de procesos al¨¦rgicos en los consumidores (estudios sobre la soja transg¨¦nica de Pioneer demostraron que provocaba reacciones al¨¦rgicas, no encontradas en la soja no manipulada); b) la producci¨®n de sustancias t¨®xicas que no est¨¢n presentes en el alimento no manipulado (en EE UU, la ingesti¨®n del amino¨¢cido tript¨®fano, producido por una bacteria modificada gen¨¦ticamente, dio como resultado 27 personas muertas y m¨¢s de 1.500 afectadas), y c) alteraciones de las propiedades nutritivas (proporci¨®n de az¨²cares, grasas, prote¨ªnas, vitaminas ...).
Los peligros para el medio ambiente son incluso m¨¢s preocupantes que los riesgos sanitarios. La extensi¨®n de cultivos transg¨¦nicos pone en peligro la biodiversidad, estimula la erosi¨®n y la contaminaci¨®n gen¨¦tica, y potencia el uso de herbicidas. Seg¨²n un informe de la OCDE, el 66% de las experimentaciones de campo con cultivos transg¨¦nicos que se realizaron en anos recientes estuvieron encaminadas a la creaci¨®n de plantas resistentes a herbicidas. Tal es el cas¨®,. de la soja transg¨¦nica de Monsanto, resistente al herbicida Roundup, que produce la misma multinacional. La Agencia de Medio Ambiente de EE UU considera que este herbicida de amplio espectro ha puesto al borde de la extinci¨®n una gran variedad de especies vegetales de EE UU; tambi¨¦n se le considera uno de los herbicidas m¨¢s t¨®xicos para microorganismos del suelo, como hongos, actinomicetos y levaduras. Otra de las preocupaciones fundadas acerca de los cultivos transg¨¦nicos es el posible escape de los genes transferidos hacia poblaciones de plantas silvestres relacionadas con estos cultivos mediante el flujo de polen: ya han sido bien documentadas numerosas hibridaciones entre casi todos los cultivos y sus antepasados naturales. La introducci¨®n de plantas transg¨¦nicas resistentes a plaguicidas y herbicidas en los campos de cultivo conlleva un elevado riesgo de que estos genes de resistencia pasen, por polinizaci¨®n cruzada, a malas hierbas silvestres emparentadas, cre¨¢ndose as¨ª "mal¨ªsimas hierbas" capaces de causar graves da?os en cultivos y ecosistemas naturales. A su vez, estas plantas transg¨¦nicas, con caracter¨ªsticas nuevas, pueden desplazar a especies aut¨®ctonas de sus nichos ecol¨®gicos. La liberaci¨®n de organismos modificados gen¨¦ticamente al medio ambiente tiene consecuencias a menudo imprevisibles e incontrolables. Hay demasiados peligros reales para afirmar que estos alimentos son seguros. Hoy por hoy, la comercializaci¨®n de alimentos transg¨¦nicos es un acto irresponsable que convierte a los consumidores en cobayas humanos, y a nuestra insustituible biosfera en un laboratorio de alto riesgo. En Europa, el debate est¨¢ abierto. En diciembre de 1996 lleg¨® a Barcelona el primer cargamento de soja transg¨¦nica procedente de EE UU, entre las protestas de los grupos ecologistas. Encuestas realizadas en numerosos pa¨ªses han revelado un rechazo generalizado al consumo de alimentos transg¨¦nicos por parte de la poblaci¨®n. Las autoridades de la UE est¨¢n sufriendo una enorme presi¨®n por parte del Gobierno de EE UU y de las multinacionales agroqu¨ªmicas para conseguir una legislaci¨®n laxa que no ponga ning¨²n tipo de restricci¨®n a los cultivos y los alimentos transg¨¦nicos. Se intenta que pa¨ªses como Luxemburgo, Italia y Austria, que hab¨ªan prohibido el ma¨ªz transg¨¦nico de Novartis, vuelvan atr¨¢s sobre su decisi¨®n. Los vegetales transg¨¦nicos se comercializan mezclados con los normales, y adem¨¢s las compa?¨ªas se niegan al etiquetado distintivo, con lo que el ciudadano est¨¢ indefenso y sin posibilidad de elecci¨®n. El inter¨¦s cremat¨ªstico y monopol¨ªstico de las multinacionales agroqu¨ªmicas no es la mejor garant¨ªa para nuestra seguridad alimentaria, nuestra salud ni la habitabilidad de la biosfera.
Desde le movimiento ecologista y las organizaciones sindicales creemos necesario promover un amplio debate social acerca de los alimentos transg¨¦nicos. Las multinacionales agroqu¨ªmicas, con el benepl¨¢cito de los respectivos gobiernos eluden el debate y aplican la violencia de los hechos consumados cuando se adoptan -sin participaci¨®n democr¨¢tica- las decisiones que introducen estos alimentos en nuestros mercados, nuestras cocinas y nuestros est¨®magos sin nuestro consentimiento. Demasiadas grandes opciones tecnol¨®gicas han mostrado en el pasado reciente su potencial de cat¨¢strofe (DDT, vacas locas, Chern¨®bil...) como para permitirnos ninguna ingenuidad. Las tristes experiencias pasadas aconsejan prudencia extrema para que no pueda ocurrir ning¨²n "Chern¨®bil biotecnol¨®gico". No lo decimos animados por ninguna intenci¨®n anticient¨ªfica, queremos ciencia pero con prudencia, y sobre todo, m¨¢s democracia, tambi¨¦n para decidir sobre las pol¨ªticas cient¨ªficas y tecnol¨®gicas.
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