Jim Sheridan se adentra en la tragedia del IRA a trav¨¦s de la mirada de un boxeador pac¨ªfico
El director irland¨¦s abre el mi¨¦rcoles la Berlinale con el drama pol¨ªtico 'The Boxer'
"?Por qu¨¦ te metiste en el IRA?", le pregunta el entrenador borrachuzo a su pupilo de ring. "No lo s¨¦" contesta Danny Flynn: "Los soldados nos incendiaban las casas, la polic¨ªa disparaba en las esquinas... ?Yo qu¨¦ s¨¦!" Este di¨¢logo pertenece a la ¨²ltima pel¨ªcula del director irland¨¦s Jim Sheridan, The Boxer, filme que abrir¨¢ el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, fuera de concurso, el Festival de Cine de Berl¨ªn. Ayer, Sheridan cont¨® en Madrid los entresijos de este drama pol¨ªtico y rom¨¢ntico, obra de enorme impacto emocional que desmenuza el fen¨®meno de la violencia en Irlanda del Norte a trav¨¦s de las miradas de un boxeador ex terrorista (interpretado por Daniel Day-Lewis) y de su gran amor, Maggie (Emily Watson), que en la ficci¨®n es hija de un l¨ªder del brazo pol¨ªtico del IRA, el Sinn Fein.
La pel¨ªcula es la historia de ese amor loco: surgido en la adolescencia, marcado por el valor y el miedo, transcurre en medio del horror. Belfast: bombas, ajustes de cuentas, ladrones, calles miserables, soldados, helic¨®pteros y tanquetas blindadas 24 horas al d¨ªa, vigilancia hasta de los amigos... ?se es el ambiente que rodea a los protagonistas, el irland¨¦s Daniel Day-Lewis -int¨¦rprtete de las dos primeras pel¨ªculas de Sheridan, Mi pie izquierdo y En el nombre del padre- y la inglesa Emily Watson (Rompiendo las olas). Junto a ellos, un impresionante reparto de actores brit¨¢nicos curtidos en el teatro da vida a buena parte de los arquetipos vinculados con esa guerra que desangra hace d¨¦cadas el Reino Unido. Los terroristas, los presos, sus familiares, los l¨ªderes pol¨ªticos, el pacifista valiente (el entrenador borrach¨ªn) y las grandes v¨ªctimas del conflicto -los ni?os- pasan ante la c¨¢mara invisible de un Sheridan que explica sus razones sin demagogia, a trav¨¦s de un naturalismo casi documental, pero de gran fuerza dram¨¢tica, "No he tenido m¨¢s remedio que simplificar un poco para universalizar el problema pero, por otro lado, eso es lo ¨²nico que podemos hacer hoy los directores europeos para luchar contra el gigante estadounidense. Cuanto m¨¢s caro cuesta Titanic, m¨¢s dif¨ªcil es para nosotros crear algo que tenga sentido para un n¨²mero amplio de gente".
S¨ªndrome televisivo
Sheridan no cree que su pel¨ªcula sea desesperanzada. Dice que ha intentado ser positivo y que el conflicto del Ulster puede tener un final pac¨ªfico, aunque parezca dif¨ªcil. Dice que los medios de comunicaci¨®n deben desinteresarse un poco del terrorismo para quitarle sentido: "Ver sus cr¨ªmenes en la televisi¨®n no s¨®lo llena de contenido su lucha absurda, sino que alimenta la falta de responsabilidad de los terroristas"."El terrorismo de hoy d¨ªa, y creo que el del Pa¨ªs Vasco tambi¨¦n", a?ade el director, "est¨¢ muy influido por la televisi¨®n: pensar que sus atentados van a salir en las noticias por la noche les exime de culpa: da un sentido medi¨¢tico, no personal, a sus actos. Por eso creo que la gente debe salir a la calle una sola vez, millones pero una sola vez, para protestar por la violencia. Y luego desinteresarse del asunto para desnudar la violencia".
La pel¨ªcula arranca con las declaraciones de cuatro pol¨ªticos: Bill Clinton, Tony Blair, Gerry Adams (l¨ªder del Sinn Feinn) e lan Paisley (uno de los dirigentes del UDP, protestantes extremistas partidarios de la uni¨®n de Irlanda con el Reino Unido). Est¨¢n tomadas de los d¨ªas en que el IRA firm¨® su primera tregua con el Estado brit¨¢nico. "Las met¨ª porque indican que estamos ante un problema que preocupa a todo el mundo". Y tambi¨¦n, agrega, "porque aumentan el contraste con el localismo de gueto en el que se desarrolla la historia"
Drama
Sheridan sumerge enseguida al espectador en los tres n¨²cleos metaf¨ªsicos que marcan el drama que narra: primero, la c¨¢rcel en la que el boxeador Danny Flynn est¨¢ a punto de acabar su condena de 14 a?os por terrorismo; segundo, el escondite de los miembros del IRA y del Sinn Feinn (donde se celebra una boda); tercero, las calles de Belfast ardiendo, rezumando guerrilla. "Yo no soy un asesino, pero en este lugar dan unas gana s tremendas de matar", dice Danny Flyn al volver a su barrio. "Irlanda es un lugar extra?o", dice Sheridan. "Cuando te levantas, lo primero que ves es una mentira visual: crees que el sol no se mueve"Es igual que cuando vas a Am¨¦rica, y les intentas contar que a los protestantes de mi pa¨ªs no les gustan los cat¨®licos. Como ellos tienen una Constituci¨®n normal, no entienden, c¨®mo en Gran Breta?a es ilegal casarse con un cat¨®lico. Pero es as¨ª, y ese sectarismo protestante es la ra¨ªz de todo el problema: metidos en su camino de perfecci¨®n, de la mano de la monarqu¨ªa y el partido tory, los protestantes se sienten superiores a los cat¨®licos. De ah¨ª surge el colonialismo brit¨¢nico, y la primera Guerra Mundial... Pero ellos se permiten seguir ignor¨¢ndolo".
Al final, Sheridan eleva su c¨¢mara desde el gueto, pasa junto al campanario de una iglesia, lo esquiva y se va al cielo. ?No es una soluci¨®n demasiado espiritual para un conflicto tan crudo? "Bueno, mi intenci¨®n era hacer una narraci¨®n realista. Pero quer¨ªa ser optimista. Por eso eleg¨ª el boxeo como eje de la narraci¨®n, a pesar de que despu¨¦s de Toro salvaje, Rocky I y La Ley del silencio era dif¨ªcil tocar ese tema sin repetirse. El boxeador es un modelo de integridad, de crecimiento espiritual, de respeto a las reglas. Y esa imagen s¨®lo refleja que Dios, en Irlanda, cada vez est¨¢ m¨¢s lejos de la Iglesia".
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