Silencio, mandan los 'boixos'
El Camp Nou se siente atemorizado por la impunidad con la que opera un grupo de neonazis
Madrugada del 14 de diciembre en Barcelona. El Bar?a ha ganado el derby por 3-1 y los miembros de los Boixos Nois, los hinchas radicales azulgrana, se disponen a celebrar al borde del v¨¦rtigo la victoria ante el Espanyol, uno de los dos rivales m¨¢s odiados. Despiden la noche en una discoteca. Corren la droga y el alcohol. Hace fr¨ªo. Sergi Soto, de 26 a?os, uno de los cabecillas del grupo, con un amplio historial delictivo por sus agresiones de car¨¢cter neonazi y que en su d¨ªa, cuando fue declarado en busca y captura, entraba en el estadio de forma camuflada para sortear los servicios de seguridad, parece descansar dentro de un autom¨®vil. No es as¨ª. Miembros de la Cruz Roja le atienden en el hospital. Nada que hacer. Muere, seg¨²n todas las fuentes consultadas, por una sobredosis de droga. Ni un boix noi se pierde su funeral.Una semana despu¨¦s, la sombra del fallecimiento de Sergi planea entre las filas del grupo, que cuelga en el gol norte del estadio un inmenso retrato de su l¨ªder con el lema: "Sergi, els Boixos no t'oblidarem". El Bar?a est¨¢ a punto de jugar con el Atl¨¦tico y es el momento de compartir la tristeza. En un gesto inequ¨ªvoco de poder, los l¨ªderes de los Boixos Nois exigen a la directiva de Josep Llu¨ªs N¨²?ez que pida por megafon¨ªa un minuto de silencio por el desaparecido, como ya hicieron a?os antes por el fallecimiento de dos de sus miembros en un accidente de tr¨¢fico. Los asesores del presidente se niegan en principio, pero ceden ante la amenaza: o se guardaba el duelo o se romp¨ªa la fidelidad a N¨²?ez y apoyaban al grupo opositor Elefant Blau. Les bastaba con abandonar su localidad para que se pudiera interpretar su disconformidad con la directiva. Hubo minuto. Y, despu¨¦s, una razzia de 100 boixos dispuestos a apalear a los seguidores situados en la tercera grader¨ªa del gol sur. Desde all¨ª alguien cort¨® el silencio al descubrir el homenaje al violento.
"?Que vienen los nazis!", grit¨®, meg¨¢fono en mano, un joven del grupo pac¨ªfico de animaci¨®n Sang Cul¨¦ -escindido de los Boixos Nois en 1990- escogido como cabeza de turco para sofocar la ira. Los boixos tardaron apenas tres minutos en recorrer el per¨ªmetro del estadio, superar todos los controles de acceso y subir tres pisos. Una utop¨ªa incluso para los acreditados m¨¢s atl¨¦ticos. Pu?etazos, patadas, golpes. P¨¢nico. Hubo un herido grave: uno de los agresores se desplom¨® de espaldas cuando intentaba atacar a sus v¨ªctimas. Pero el Camp Nou sufri¨® algo m¨¢s que heridas leves. Ha quedado impresa en la grada una huella de miedo. Sang Cul¨¦, con 400 miembros, opt¨® por autodisolverse dos d¨ªas despu¨¦s de los hechos. Demasiado riesgo. Pero quedan las cartas al director y las quejas en la radio denunciando la falta de protecci¨®n, expresando la indignaci¨®n, la consternaci¨®n ante actitudes fascistas en un estadio precisamente tan sereno que hasta un pu?ado de 300 seguidores de un equipo rival se hace o¨ªr entre la afici¨®n cul¨¦. A m¨¢s cemento, m¨¢s impunidad.
Ahora todo son prisas. La directiva intenta destruir el huevo de la serpiente anulando el apoyo encubierto dado a los Boixos Nois, considerada la moderna fuerza de choque del club, y negociando con los grupos pac¨ªficos para que no renuncien. Sang Cul¨¦ reaparecer¨¢ pronto y hay pocas noticias de Almog¨¤vers y Unibar?ataris. La Grada Jove, creada en 1994 para aunar a los grupos de j¨®venes seguidores, ha resultado un fiasco. La violencia de los Boixos Nois la ha convertido en un solar.
Nacido en 1981 con un talante independentista y de izquierdas, los Boixos Nois son un grupo heterog¨¦neo -no todos son violentos- constituido en pe?a oficial desde hace dos cursos. Su presidente es el pac¨ªfico Manel Omar. Su cargo es honor¨ªfico, algo as¨ª como una tapadera. El poder no tiene rostro desde que Josep Llu¨ªs Sureda, un neonazi procedente de Les Joventuts d'Estat Catal¨¢, que irrumpi¨® en el grupo en la temporada 1989-1990, ha perdido ascendiente sobre el colectivo, de acuerdo con un informe publicado por la revista El Triangle. Fue ¨¦l quien influy¨® a los j¨®venes para vestir con ropa militar y raparse el pelo al cero. Y fue ¨¦l quien sugiri¨® a?os despu¨¦s un cambio de look. Hoy, sin embargo, busca alguien capaz de sustituirle en el liderazgo.
La punta de lanza del grupo son los casuals, grupo integrado por una treintena de hinchas radicales que han importado la filosof¨ªa de los hooligans ingleses. Su signo de distinci¨®n es que renunciaron al disfraz skin para despistar a la polic¨ªa. Se estrenaron en La Romareda en el a?o 1991 con el siguiente resultado: secuestraron un autob¨²s e hirieron a ocho personas.
Vaqueros, camisa a cuadros y un corte de pelo normal. Nada que haga pensar que es el mismo hombre que se vanagloriaba en este diario hace a?os de participar en cacer¨ªas contra inmigrantes y blancos y abogar por una Catalu?a blanca. Sureda trabaja por la ma?ana en Hacienda y por las tardes en la tienda de discos Rev¨®lver, una de las que figuraban en un billete de loter¨ªa de Navidad de los Boixos Nois junto a una marca de ropa y junto a Viajes Marina, la agencia de viajes oficial del club.
Sureda no est¨¢ solo. Hay un buen grupo que busca notoriedad para imponerse como sustitutos: Martinetti [Mart¨ªnez], los Hermanos Dalton (Hugo y Marcos), El Loco del Tatoo, Domingo L¨®pez, Guito, Anto?ito y Fran, un ide¨®logo convencido. En prisi¨®n queda Jos¨¦ Antonio Romero Ors, Jaro, elevado a m¨¢rtir tras asesinar en 1991 a Frederic Rouquier, un aficionado del Espanyol. "Un boixo que se dej¨® por el Bar?a algo m¨¢s que la voz", se le define asimismo en los fanzines. Y Roberto Carlos Ascensi¨®n Luzardo, encarcelado y juzgado esta semana por apu?alar en el gl¨²teo a un hincha blanquiazul. Se distingu¨ªa por llevar un sombrero vaquero.
Los casuals est¨¢n divididos en dos subgrupos muy violentos: el Comando Sants y el Comando Hospitalet. Al primero se le atribuye el destrozo del bar Gent del Barri, frecuentado por miembros de intercity Cul¨¦, ex-boixos comunistas que abandonaron el grupo. El asalto lo provocaron pintadas antinazis. Miradas huidizas. Nadie del local quiere hablar de aquello. Luego hay un sinf¨ªn de peque?os grup¨²sculos. "Dos seguidores bastan para crear un comando. Yo escuch¨¦ a unos que dec¨ªan ser el Comando Bahamontes", dijo alguien que les conoce. Est¨¢ tambi¨¦n el Komando Flipper, catalanistas de ultraderecha. La Vieja Guardia, entre los que figura Omar, reh¨²ye la violencia.
Por su apoyo incondicional al equipo, por su apoyo al poder, los Boixos Nois han estado protegidos por la directiva. El mismo vicepresidente Joan Gaspart presumi¨® en TV-3 de tener el carnet n¨²mero uno de los Boixos Nois. No es extra?o ese manto protector. Tres o cuatro horas antes de cada partido, los boixos se reun¨ªan en los bares adyacentes al Camp Nou -los m¨¢s virulentos, en el Virginia- y muchos entraban gratis despu¨¦s por la puerta 87. El portero pulsaba de forma ininterrumpida el visor contra la banda magn¨¦tica de un carnet. El tomo quedaba abierto.
Su contacto con la directiva es Manuel Santos, un hombre del vicepresidente Joan Gaspart, que ha trabajado para sus empresas. Al parecer fue ¨¦l quien, sin calibrar quiz¨¢ el riesgo, entreg¨® a los boixos el d¨ªa de la razzia brazaletes fluorescentes de colores verdosos que les distingu¨ªan como responsables de garantizar la seguridad en el grupo. Son de un color similar a los anoraks que visten los vigilantes de cada partido. As¨ª superaron los controles ("?pero qu¨¦ se pod¨ªa hacer cuando ves a 100 t¨ªos corriendo'", se defend¨ªa uno de los vigilantes). Viajan tambi¨¦n en algunos desplazamientos. Unos 200 radicales han asistido esta temporada a un partido en Valencia. Golpearon a un seguidor e intentaron irrumpir despu¨¦s en la ambulancia que le atend¨ªa.
La polic¨ªa admite que la razzia no es normal, pero dice que no hay que asustarse y que el grupo violento es min¨²sculo. Pero el Camp Nou no se quita de encima esa sensaci¨®n de mal cuerpo. De mal cuerpo por haber guardado silencio por un hombre condenado por apu?alar a un seguidor blanquiazul, participar en una reyerta contra un camarero magreb¨ª y por ser juzgado, aunque absuelto, por hablar as¨ª en el programa Informe Semanal. "?Es delito matar a un travestido?", se le pregunt¨®. Respondi¨® que no.
Este reportaje ha sido elaborado porAngels Pi?ol, Rafael CarbonellyManel Serras.
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