"Pinochet justic¨® las torturas y la muerte de un sacerdote espa?ol
"Ustedes son religiosos, pueden permitirse ser miscricordiosos; yo no, yo soy un soldado", espet¨® ufano el general Augusto Pinochet al obispo luterano Helmut Frenz y al cat¨®lico Fernando Arizt¨ªa. Ambos acudieron en 1974 al dictador, en calidad de copresidentes del Comit¨¦ Pro Paz, para denunciar la represi¨®n. Pinochet no tuvo inconveniente en hablar sin tapujos de la tortura y en defenderla como arma de presi¨®n en los interrogatorios.
"Nos dej¨® sorprendidos a los dos", admite Frenz, de 65 a?os, y un castellano perfecto pese a llevar a?os sin hablarlo (vive en Alemania desde 1975, cuando se le impidi¨® el regreso a Chile). "Lo normal es que lo hubiera negado, o que se refiriera a incidentes aislados, o que prometiera una investigaci¨®n... No, ¨¦l no s¨®lo no lo neg¨®, sino que defendi¨® la tortura". ?Su justificaci¨®n? "Era el precio a pagar de una batalla contra el bacilo del comunismo".?ste fue uno de los pilares de la declaraci¨®n del obispo luterano, ayer en Madrid, ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n: su conocimiento directo de la responsabilidad del dictador en la desaparici¨®n de miles de personas, entre ellas la del sacerdote valenciano Antonio Llid¨® al que Pinochet se refiri¨® de manera ruda en aquella entrevista de 1974 en Santiago: "?se no es un cura, es un comunista". "Yo soy pastor, no sal¨ª a la calle a buscar a las v¨ªctimas [en el golpe de Estado de 1973], ellas vinieron a refugiarse en mi Iglesia. Actu¨¦ como el buen samaritano, sin motivaci¨®n pol¨ªtica alguna. Hab¨ªa muchos atropellos por parte del Ej¨¦rcito. No pod¨ªa permanecer ajeno".
La implicaci¨®n de Frenz en la defensa de los derechos humanos en Chile le cost¨® no poder volver al pa¨ªs en 1975. Muchos de sus amigos siguen en Am¨¦rica Latina. No sabe si su declaraci¨®n servir¨¢ para ayudar a los obispos cat¨®licos [varios ya han dejado clara su intenci¨®n de colaborar con el sumario espa?ol] a dar un paso y venir a declarar ante la Audiencia Nacional. "La responsabilidad es de cada uno, ellos viven en Chile y deben soportar la presi¨®n all¨ª, pero mi impresi¨®n es que alguno de ellos tiene la valent¨ªa suficiente para asumir esa responsabilidad. Nosotros, como pastores, tenemos una misi¨®n: que se sepa la verdad. ( ... ) Mi meta es hacer justicia, que se sepa toda la verdad; mi meta no es meter a Pinochet en la c¨¢rcel". Frenz cree que Espa?a es competente en este juicio. "Espa?a tiene la obligaci¨®n, por historia y proximidad cultural, de esclarecer los hechos, pues en Chile no hay posibilidad alguna". ?Es el tiempo un atenuante? "La verdad nunca caduca".
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