CARLOS CANO CANTA AL LORCA M?S DIF?CIL

Jos¨¦ Saramago imagina a Carlos Cano en un lugar donde dos caminos, cruz¨¢ndose, forman cuatro brazos orientados a los cuatro puntos cardinales. Por ejemplo, hacia Nueva York en su disco El color de la vida. Pero Carlos Cano, "juglar sin amo", tiene, sobre todo, seg¨²n Saramago, "el coraz¨®n abierto hacia el sur". As¨ª que el personal¨ªsimo cantautor ha vuelto a su tierra, Granada, y est¨¢ poni¨¦ndole m¨²sica, imaginaci¨®n y sensualidad a los poemas que Federico Garc¨ªa Lorca agrup¨® en el Div¨¢n del Tamarit, un libro de amor. De amor y de sus desventuras. Carlos Cano, voz viril e ¨ªntima, dar¨¢ mucho que hablar con este su ¨²ltimo trabajo, porque ha cargado con un dolorido deber en este ano del centenario lorquiano: el de llevar al poeta asesinado ("Pero que todos sepan que no he muerto"), el Lorca m¨¢s hiriente y vivo, a todos los que aman la m¨²sica y la poes¨ªa. El disco, preparado por un equipo de lujo (Bob Painter como productor, Leo Brouwer como arreglista, la direcci¨®n literaria de Mario Hern¨¢ndez y colaboraciones de Paco Ib¨¢?ez, Cristina Hoyos, Jos¨¦ Menese, Manolo Sanl¨²car, Remedios Amaya, Luis Pastor, Javier Ruibal, el Orfe¨®n Donostiarra y la Filarm¨®nica de Londres, entre otras sonoras propuestas), estar¨¢ listo para abril y tendr¨¢ una geograf¨ªa natural en montajes por teatros y monumentos p¨²blicos, como si Lorca resucitase con su inquietante Barraca.-