La tradici¨®n futurista
David Byrne es un artista completo, su mundo es conocido sobre todo por su perfil musical; sin embargo, su complejidad y exuberancia creativa le han llevado a profundizar en otras alternativas paralelas como el cine, v¨ªdeo o cualquier otro soporte que reciba su inagotable e inquieta imaginaci¨®n.El escoc¨¦s, habitante desde hace ya mucho de la Gran Manzana, no ha parado de viajar y hacer viajar a su m¨²sica por el mundo, especialmente por los ritmos c¨¢lidos y luminosos del Caribe. Pero la red donde encaja todas las fotograf¨ªas musicales de sus viajes es el sonido met¨¢lico, urbano y futurista que le hace reconocible. Su ¨²ltimo trabajo, Feeling, que vino a presentar a la sala La Riviera, es una torre de Babel musical donde productores como Morcheeba, Devo y colaboradores de estilos paralelos dibujan un punto de fuga de ideas explosivas a veces, e intimistas otras, aunque siempre ¨¢cidas. Byrne apareci¨®, en una de sus primeras transformaciones de la noche, vestido con un traje de chaqueta de peluche fucsia, el micr¨®fono adosado en su boca y el cuerpo libre para bailar, lo que no dejaron de hacer durante todo el concierto ni ¨¦l, ni sus m¨²sicos, ni el p¨²blico.
David Byrne
David Byrne: voz y guitarra. Christina Wheeler: voz. Desmond Foster: bajo. Bruce Kaplian: teclado. Rea Mochiach: bater¨ªa. Sala La Riviera. Martes, 10 de febrero. Entradas: 3.000 pesetas.
La velada comenz¨® algo distante, con un sonido y una concentraci¨®n precaria para un artista de su experiencia pero, ante el desconcierto inicial de los asistentes, Byrne reaccion¨® y, junto a sus compa?eros de escenario, retom¨® el hilo de las canciones para no permitir, en el resto de la actuaci¨®n, que nada quedase sin impregnarse de su m¨²sica brillante y arriesgada.
Austeridad y efecto
Para esta ocasi¨®n, Byrne se trajo un montaje esc¨¦nico absolutamente austero, pocas y discretas luces, nada de diapositivas, ning¨²n adorno salvo en su propia persona, donde recay¨® todo el colorido visual de la noche. Apareci¨® vestido de peluche, luego un traje azul, se puso una falda escocesa, una malla de hombre en llamas y desapareci¨® con un disfraz de cuerpo humano sin piel, con la anatom¨ªa muscular al descubierto y que sirve de portada para Invisible man, un disco con remezclas de sus temas realizados por diferentes DJs. Psycho killer fue la pen¨²ltima de las canciones que derram¨® en el escenario, pero antes ya hab¨ªa recuperado otras tantas de pasados trabajos, todas ellas reinterpretadas por un artista genial.
Babelia
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