Un juez permite a un jugador discapacitado usar un carrito
Un juez federal conden¨® ayer a la PGA a admitir que el discapacitado Casey Martin utilice un carrito para trasladarse de un hoyo a otro en los torneos. El proceso jur¨ªdico desencaden¨® un debate nacional en Estados Unidos sobre los derechos de los discapacitados y la naturaleza deportiva de una actividad como el golf. ?Es el golf un deporte de resistencia, atl¨¦tica? Para el juez Coffin la respuesta es clara: no.
Casey Martin, de 25 a?os, competie en el Nike Tour, un campeonato sat¨¦lite del circuito de la PGA del que se puede acceder al m¨¢s alto nivel en el golf norteamericano: el Tour de la PGA. Martin sufre un desarreglo circulatorio de nacimiento en una pierna. La sangre desciende pero no tiene venas suficientes para devolverla al coraz¨®n. Su pierna se ha atrofiado y, de agravarse la enfermedad, podr¨ªa ser amputada.Los abogados de Martin han invocado la Ley de Americanos con Discapacidades de 1990 (ADA) para defender los derechos de un estadounidense a participar en un deporte a nivel porfesional. Pero ¨¦sta es una ley prevista para aumentar las posibilidades de los discapacitados en el sector p¨²blico, por lo que los abogados de Martin han puesto su empe?o en probar que los campos de golf son espacios p¨²blicos y que Martin es un empleado de la PGA.
Sin embargo no hubo elemento probatorio m¨¢s poderoso que el v¨ªdeo que aport¨® Martin. En el silencio de la sala, el juez y los asistentes al juicio contemplaron las im¨¢genes de Martin y su pierna maltrecha por una rara enfermedad que afecta al sistema circulatorio, el s¨ªndrome de Kippel-Trenaunay-Weber. Los abogados de la PGA contestaron que las pruebas m¨¦dicas eran superfluas, pero la visi¨®n de Martin clavando la mirada en el suelo para no verse en el v¨ªdeo, junto a los desconsolados llantos de su madre, Melinda, al ver a su hijo, pudieron m¨¢s que cualquier alegaci¨®n.
Al dia siguiente Martin testific¨® que no pod¨ªa mantenerse en pie mientras se duchaba, ni pod¨ªa dormir toda la noche, ni conducir un autom¨®vil con normalidad. "A veces siento como si mi pierna fuera a estallar", dijo.
La PGA defendi¨® sus intereses bas¨¢ndose en sus propias reglas internas. Sus abogados sostuvieron que recorrer los campos caminando es esencial en los m¨¢s altos niveles de la competici¨®n y que cualquier excepci¨®n a la regla que proh¨ªbe el carrito es dar una ventaja injusta. Frente a estos argumentos el juez decidi¨® que el caso de Martin es especial, ya que se cansa tanto conduciendo un carrito como cualquier jugador haciendo el recorrido a pie. "Esto no significa que cualquiera pueda tener un carrito", previno Coffin.
El Comisionado de la PGA, Tim Finchem, afirm¨® que su organizaci¨®n se prepara para recurrir la desici¨®n de Coffin ante la Corte de Apelaci¨®n. "Creemos firmemente que la premisa b¨¢sica de cualquier deporte", asever¨®, "es que sus reglas deben ser aplicadas a todos los competidores, y la ADA no fue dise?ada para las competiciones deportivas profesionales".
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