Cuentas dudosas

LAS CUENTAS p¨²blicas de la Diputaci¨®n de Guadalajara se han sumado a la ya larga cadena de contabilidades dudosas y presuntas irregularidades que ensucian la vida pol¨ªtica espa?ola, casi siempre en el ¨¢mbito regional. La fiscal¨ªa de Guadalajara ha destapado la supuesta ocultaci¨®n de un d¨¦ficit de 3.500 millones de pesetas en los presupuestos de la Diputaci¨®n de la provincia mediante la contabilizaci¨®n de derechos de cobro inexistentes entre los a?os 1991 y 1996. En esta ocultaci¨®n estar¨ªan implicados el presidente de la Diputaci¨®n y senador del PP, Francisco Tomey, y, como c¨®mplice pasivo necesario, el interventor Jos¨¦ Villalgordo, que falleci¨® el s¨¢bado a causa de un c¨¢ncer que padec¨ªa. Se da la circunstancia adem¨¢s de que la Federaci¨®n de Municipios y Provincias concedi¨® el contrato de aseguramiento a la empresa Proases, en la que participaban dos hermanos y la esposa de Tomey, cuando ¨¦ste era vicepresidente de la federaci¨®n.Por supuesto, hay que pedir a la fiscal¨ªa del Supremo, a la que se han remitido las diligencias abiertas por la fiscal¨ªa de Guadalajara, que determine sin lugar a dudas si existe delito en la tramitaci¨®n de tales cuentas y, si lo hubiere, que se exijan las responsabilidades oportunas. Pero resulta llamativo en este caso que durante cinco a?os se puedan tergiversar los presupuestos de una Diputaci¨®n sin que nadie caiga en la cuenta de la manipulaci¨®n o act¨²e para acabar con ella, a pesar de las denuncias sobre el particular que hab¨ªa repetido el portavoz de la oposici¨®n. Es indiscutible ya que los presupuestos locales y provinciales -como los de muchas instituciones p¨²blicas-, se elaboran con muy poco rigor y los controles para verificar su estricta limpieza y correcci¨®n son insuficientes. Adem¨¢s, aunque en este caso el papel del interventor haya sido como m¨ªnimo equ¨ªvoco, resulta que el trabajo de los interventores en las grandes instituciones p¨²blicas suele ser muy superior al que realmente pueden desempe?ar con garant¨ªas de total eficacia.

El PP deber¨ªa ser el primer interesado en aclarar estas supuestas irregularidades. Pero la actuaci¨®n de este partido en el caso del esc¨¢ndalo del tr¨¢fico de influencias -y de maletines- en la Diputaci¨®n de Zamora hace temer lo peor. Si el Partido Popular, como en aquel caso, se limita a autoexculparse a s¨ª mismo mediante una comisi¨®n de investigaci¨®n interna -u otro subterfugio similar-, o simplemente a negar, como viene haciendo sistem¨¢ticamente y en contra de todas las evidencias, los casos de irregularidades que le afectan, no ser¨¢ posible atajar la corrupci¨®n pol¨ªtica ni ser¨¢n cre¨ªbles sus protestas de inocencia o sus oportunistas acusaciones a otros partidos.