Una insinuacion m¨¢s que un "scoop"
El periodismo de investigaci¨®n no est¨¢ de moda, y en la televisi¨®n casi proscrito. Antena 3, que lo mantiene, deja clara su desconfianza emitiendo tales programas en horarios marginales. Esto ocurri¨® de nuevo en la madrugada del domingo al lunes cuando, tras la raci¨®n habitual de Lo que necesitas es amor, los restos de la audiencia se enfrentaron a un informe sobre el asesinato de Luis Carrero, anunciado como la revelaci¨®n de que una trama de ultraderechistas hab¨ªa dejado hacer a los etarras.Si el reportaje as¨ª vendido corresponde al emitido, lo que hay es un conjunto de sospechas emanado, principalmente, de una voz en off. Se insin¨²a que el entonces ministro de la Gobernaci¨®n, Carlos Arias,"pudo haber tenido conocimiento" de los preparativos contra Carrero; y que, con ese magnicidio, sectores reaccionarios trataban de desbaratar una operaci¨®n apoyada por Carrero y por el Opus Dei, al parecer destinada a acelerar la coronaci¨®n de don Juan Carlos.
Un scoop es algo m¨¢s que una insinuaci¨®n, por razonable que sea. Si alguien se ocup¨® de dejar a los etarras que hicieran lo que quisieran, no es muy s¨®lido apoyarlo en las dudas de Blas Pi?ar frente al hecho de que el teniente general Iniesta, entonces director de la Guardia Civil, tuviera que retirar una serie de medidas dictadas unilateralmente; o en que el ex ministro Laureano L¨®pez Rod¨® se pregunte por la autor¨ªa de un crimen que, por cierto, cercen¨® su carrera pol¨ªtica. Alguien a quien no se le ve la cara y cuya voz ha sido doblada, y de quien se predica la condici¨®n de antiguo jefe del servicio de informaci¨®n militar, apuntala la teor¨ªa del compl¨® en un testimonio que se antoja corto respecto a las precauciones con que se presenta.
Resulta m¨¢s interesante que un antiguo diplom¨¢tico diga que hubo una oferta extraoficial del Gobierno franc¨¦s a la Embajada de Espa?a en Par¨ªs para entregar al comando asesino; y que el embajador, Pedro Cortina, se marchara de vacaciones sin considerar la oferta. Pero el embajador en cuesti¨®n ha muerto y tampoco se ofrece el oportuno contraste de la parte francesa. Prende de nuevo el inter¨¦s al escuchar que se produjo una investigaci¨®n extraoficial de la Armada sobre el paradero del comando asesino, que fue destruida poco antes de que volara por los aires uno de sus miembros, Jos¨¦ Miguel Be?ar¨¢n, Argala, en 1978; pero el relato pasa de puntillas.
Numerosos militantes de ETA han intervenido desde entonces en los asesinatos de cientos de personas, desde concejales a tenientes generales, sin que los servicios de seguridad de diferentes Gobiernos hayan sido capaces de impedirlos. Si no fuera por eso, las sospechas de que aquel atentado s¨®lo se explica por connivencia del aparato de seguridad del franquismo tendr¨ªan mayor trascendencia; pero un trabajo importante, a estas alturas, necesita pruebas m¨¢s s¨®lidas. En todo caso, es meritorio haberlo intentado; e incomprensible verlo confinado en un rinc¨®n.
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