Irak
?En qu¨¦ est¨¢bamos los espa?oles durante los vergonzosos meses del 90-91 en que participamos, en calidad de entusiastas comparsas, en los preparativos y realizaci¨®n de la Operaci¨®n Tormenta del Desierto? Est¨¢bamos sencillamente estupendos. Era la ¨¦poca (fastos del 92 en el horizonte inmediato) en que todo el que no participara en el voluntarioso proceso de sofronizaci¨®n colectiva, orquestado por el poder socialista para declaramos portentosos, era, adem¨¢s de un traidor, un gilipollas y un anticuado. Robert Fisk recordaba el domingo, en un extraordinario an¨¢lisis publicado en estas p¨¢ginas, las reacciones hist¨¦ricas en pro de la guerra que mostraron peri¨®dicos y periodistas tradicionalmente serios y objetivos. Fisk, que entonces desafi¨® al Pent¨¢gono y burl¨® la censura militar, nos advierte de que la historia se est¨¢ repitiendo hoy en d¨ªa.Eso ya no ocurre en Espa?a. Aqu¨ª, s¨®lo los conservadores irreductibles de siempre defienden la imprudente opci¨®n b¨¦lica como soluci¨®n al complejo acertijo que la regi¨®n (en donde Israel incumple m¨¢s que Sadam Husein las resoluciones de la ONU) supone para los ojos iletrados y prepotentes de los Gobiernos occidentales. En Espa?a esto de ahora nos pilla m¨¢s baqueteados por la vida, con los redactores-jefes de hombrera y pantal¨®n con pinzas devaluados y con los becarios del 89 (que fueron quienes cubrieron en buena parte el conflicto para todos los medios, pleg¨¢ndose a la versi¨®n oficial en todo momento), m¨¢s, como si dij¨¦ramos, enterados de lo que vale un peine.
0 sea, que una ya no tiene que esconderse bajo la moqueta para que no la pisen, como a una cucaracha pacifista, aquellos entra?ables colegas dotados de chaleco antibalas y m¨¢scara antig¨¢s que cre¨ªan estar cubriendo una guerra de verdad cuando lo que hac¨ªan era encubrir una masacre.
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