Nietzsche, m¨¢s que nada es poes¨ªa
En el autob¨²s del Vitalicio, en los hoteles, se habla del caso Santi Blanco, de su paso desde el Banesto, de lo que puede pasar la primera temporada de marcha del equipo. Pero ¨¦stas, las dudas que entretienen a la prensa, las que fomentan la pol¨¦mica y hacen pasar las noches en animada charla, no son las que m¨¢s preocupan a un reci¨¦n llegado al profesionalismo. A un ciclista que estudia y lee a sus fil¨®sofos favoritos. Con los ojos bien abiertos, con las orejas alerta, Pedro Horrillo (Ermua, 27 de septiembre de 1974) descubre otro mundo, experiencias nuevas. Se sorprende por la tarde recordando que ha corrido por la ma?ana al lado de Ullrich, Olano, Jalabert o Zabel; se sorprende, pero no tanto, al recibir las primeras consignas de sus compa?eros del Vitalicio, del "secretismo y los pactos de silencio" que le rodean. Reflexiona cuando le dicen que a ciertas preguntas hay que contestar siempre que no, aunque sea mentira.
Todo eso no cuadra mucho con lo que le dice el Zaratustra de Nietzsche. "M¨¢s que nada es poes¨ªa, destellos, ideas", dice. "Mira al cielo. Ves el firmamento, una unidad de estrellas que te dice algo, pero un conjunto en el que el brillo de cada estrella, cada destello, tambi¨¦n te dicen algo. As¨ª es Nietzsche, poes¨ªa. Expresa intuiciones que incluso uno puede tener, pero que nunca sabr¨ªa expresarlas as¨ª". Horrillo, de 23 a?os estudia filosof¨ªa pura. No es normal en un deportista profesional.
Prefiere a Nietzsche sobre los dem¨¢s fil¨®sofos. Kant le abruma por su aridez. "Es m¨¢s fr¨ªo, m¨¢s abstracto, pero me gusta la coherencia que tiene: un sistema cerrado que quiere explicarlo todo". El sarampi¨®n Plat¨®n lo ha superado. "Toda la gente que empieza queda prendada por Plat¨®n, por c¨®mo hace 2.500 a?os daba respuestas a las preguntas que seguimos haci¨¦ndonos ahora". Y siempre vuelve a Nietzsche. "Quiz¨¢s sea por mi juventud. Ya s¨¦ que todo eso del superhombre ha sido utilizado por el nazismo, pero las lecturas de filosof¨ªa son siempre subjetivas. Yo en Nietzsche veo el esp¨ªritu rebelde de cr¨ªtica a la sociedad, de buscar otros valores, de no aferrarse a ninguno".
Una contradicci¨®n: un hombre reflexivo en un ambiente que es casi el de un ej¨¦rcito, en el que lo ¨²nico que cuenta es la victoria, la derrota de los rivales. Una actividad f¨ªsica pura, despreciada por muchos pensadores como fascismo. "S¨ª, S¨®crates pon¨ªa a la actividad f¨ªsica en el ¨²ltimo lugar de su escala de valores. Los guerreros eran los m¨¢s bajos en la sociedad, los pensadores, los fil¨®sofos, los m¨¢s altos".
Horrillo supera la contradicci¨®n apelando al instinto y teni¨¦ndolo casi todo un poco claro. "Como no puedo descontextualizarlo, s¨®lo puedo decirlo desde mi punto de vista. El ciclismo es un circo y los ciclistas somos hombres anuncio que s¨®lo somos ¨²tiles para salir en la televisi¨®n. No hacemos nada de provecho para la sociedad". Hasta ah¨ª, el pensamiento. Ahora, el instinto: "Esto es un deporte agon¨ªstico, por lo tanto, te tiene que gustar para practicarlo. Si no, no puedes tener la capacidad de sacrificio que requiere llegar a tus propios l¨ªmites, no aguantas el sufrimiento".
"Entre los amateurs, llegar a profesional es un mito, pero m¨¢s serlo una vez que seguir si¨¦ndolo. Todos quieren sentirse h¨¦roes en su pueblo". Probablemente, Horrillo nunca sea una estrella del deporte, quiz¨¢s ni le interese. M¨¢s que a sir Edmund Hillary, el primer blanco que coron¨® el Everest, el ciclista vasco admira a Tensing Norgay, el sherpa que le gui¨®. "Por su capacidad de sacrificio", explica.
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