"Gerald Durrell adoraba el 'Cuarteto de Alejandr¨ªa", afirma su viuda
Lee Durrell habla de su vida junto al escritor y naturalista
Los muchos lectores de las peripecias zool¨®gicas y familiares narradas en esa maravillosa trilog¨ªa que componen Mi familia y otros animales y sus dos secuelas (Alianza) estar¨¢n encantados de saber que la ¨¢cida visi¨®n que el autor, Gerald Durrell, presentaba de su hermano, el reputado novelista y poeta Lawrence Durrell, encubr¨ªa en realidad un gran aprecio y admiraci¨®n. "Gerry adoraba El cuarteto de Alejandr¨ªa de Larry y en general valoraba todo lo que escrib¨ªa su hermano", explic¨® el martes a este diario la viuda de Gerald Durrell, Lee Durrell, que participa en Barcelona en el V Simposio Internacional Una Sola Tierra.
"Gerry era 12 a?os m¨¢s joven, que Lawrence [fallecido en 1990] y su hermano era para ¨¦l una figura paterna", dijo Lee Durrell. "En la vida real se llevaban muy bien. Cada uno admiraba el trabajo del otro y se alegraba de sus ¨¦xitos. Quiz¨¢ la obra que a Gerry menos le gustaba de Larry era el Quinteto de Avi?¨®n, que le parec¨ªa muy oscura. Disfrut¨® mucho en cambio con su ¨²ltimo libro, Caesar's vast ghost". Durante un tiempo los hermanos compartieron casa en Provenza, hasta que Lawrence debi¨® de hartarse de que su hermano y su cu?ada utilizaran las queseras para coleccionar insectos, cosa que hac¨ªan habitualmente.Coautora de varios libros y series televisivas con su marido -fallecido en 1995- y tambi¨¦n naturalista, Lee Durrell es una atractiva mujer con un aire a lo Sigourney Weaver que posee un fino sentido del humor, muy parecido, por cierto, al de Gerald. Nacida en Memphis, Tennessee, en 1949, desde peque?a destac¨® por no ser una cl¨¢sica se?orita sure?a y utilizar sus cajas de mu?ecas vac¨ªas para albergar colecciones de bichos, incluidos topos y murci¨¦lagos. Una actividad que aplaudir¨ªa sin duda aquel jovencito ingl¨¦s radicado en Corf¨² que luego fue su marido y que gustaba de conservar sus culebras de agua en la ba?era de la familia. Estudiante de filosof¨ªa,Lee regres¨® a sus intereses de ni?a en 1971 al decidir cursar estudios de comportamiento animal en la Duke University de Carolina del Norte, dotada de un c¨¦lebre centro de primates con una gran colecci¨®n de ejemplares. Lee qued¨® hechizada por los lemures. Consecuentemente, parti¨® para Madagascar, donde estuvo dos a?os realizando trabajo de campo sobre ellos. "All¨ª tom¨¦ contacto por primera vez con Gerry: al leer sus libros en la misi¨®n donde est¨¢bamos alojados", rememora. Convertida en una especialista en vocalizaci¨®n de los lemures, Lee regres¨® a su universidad. "Encontr¨¦ que iban a cerrar la colonia de primates por falta de presupuesto y entonces se nos ocurri¨® invitar al famoso Gerald Durrell para tratar de salvarla. ?l entonces ya era mi gran h¨¦roe". El encuentro fue un flechazo. "Cuando me lo presentaron, ¨¦l adopt¨® un patr¨®n de comportamiento f¨¢cilmente reconocible como actitud de cortejo", se?ala con falsa seriedad de especialista. Se conocieron en 1977 y en 1979 se casaron. Lee se involucr¨® en los proyectos de conservaci¨®n de fauna de Gerald, que hab¨ªa creado en 1959 su propio zoo en la isla de Jersey, en el canal de la Mancha.
"Conservo muchas an¨¦cdotas divertidas de los viajes que hicimos juntos", recuerda ella. "En la ¨²ltima expedici¨®n a Madagascar, en 1990, pasamos seis semanas buscando un aye-aye, un prosimio muy raro, para el programa de cr¨ªa en cautividad de Jersey, y no se ve¨ªan por ninguna parte. Pues bien, un d¨ªa Gerry se hab¨ªa quedado en el campamento y resulta que pas¨® por ah¨ª un tipo que llevaba dos en un saco".
?Permanec¨ªa en el Gerald adulto el ni?o de Corf¨²? "Oh, s¨ª, estaba ah¨ª, ¨¦l siempre dec¨ªa que se sent¨ªa por dentro como si a¨²n tuviera 12 a?os. Segu¨ªa hechiz¨¢ndole la naturaleza. El no era realmente un cient¨ªfico en el sentido matem¨¢tico y estad¨ªstico de la palabra: era un naturalista. Ten¨ªa una muy buena relaci¨®n instintiva con cualquier animal, dom¨¦stico o salvaje".
La muerte de Durrell represent¨® un mazazo para la Fundaci¨®n de Jersey para la Protecci¨®n de la Fauna. "Hubo una etapa muy triste, pero no ha sido un freno. La fundaci¨®n sigue su camino, crece y se consolida". Los programas de cr¨ªa de animales en peligro incluyen alguna especie espa?ola, como el ferreret, un sapillo partero balear.
?C¨®mo le gustar¨ªa que recordaran a su marido? Lee Durrell traga saliva y en su l¨ªmpida mirada azul aparece una sombra. "Lo primero, por su trabajo como conservacionista, que la gente conozca la importancia de su labor para salvar a los animales en peligro de extinci¨®n".
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