La erosi¨®n de un mito
Los servicios secretos israel¨ªes han perdido su aura de infalibilidad
Eran modelo de eficacia, a menudo mortal, esos hombres que proteg¨ªan a Israel movi¨¦ndose por el mundo en misiones secretas y en las cuales el fracaso era generalmente una posibilidad impensable. Pero una serie de incidentes que denotan ineptitud, improvisaci¨®n y hasta supuesta corrupci¨®n est¨¢n erosionando la reputaci¨®n del otrora legendario Mosad, el servicio secreto israel¨ª hoy nuevamente en el centro de un esc¨¢ndalo tras la captura de uno de sus agentes en Suiza.El impacto de este embarazoso episodio es incierto. Algunos expertos en la historia y funcionamiento del Mosad -Instituto de Informaci¨®n y Deberes Especiales, como es su denominaci¨®n oficial- creen que el da?o en el peor de los casos es cosm¨¦tico y temporal. Lo de Berna, explicaba ayer en Israel Yosi Melman, "tiene que ser considerado como un accidente de trabajo". Melman, coautor del libro Cada hombre, un pr¨ªncipe, quiz¨¢s la obra mas amplia sobre el Mosad, declar¨® a la agencia Reuters: "No creo que vaya a resultar seriamente afectada la imagen o la capacidad de los servicios de Israel. Estas cosas ocurren y luego son olvidadas".
El problema para el Mosad es que estas cosas est¨¢n adquiriendo tal frecuencia que la prensa israel¨ª advierte de que los ciudadanos pueden estar perdiendo el respeto por los agentes secretos e instituciones de seguridad. El m¨¢s reciente accidente de trabajo ya ha provocado la dimisi¨®n del jefe del Mosad, Dany Yatom.
Sobre Yatom ya hab¨ªa cr¨ªticas. Al fin y al cabo, tambi¨¦n fue responsable de otro embarazoso fracaso que el a?o pasado estuvo a punto de averiar seriamente las relaciones de Israel con Jordania. Dos agentes israel¨ªes que se hac¨ªan pasar por turistas canadienses fueron capturados tras intentar asesinar en Amin¨¢n a Jaled Meshal, un dirigente del movimiento isl¨¢mico Ham¨¢s. Meshal sobrevivi¨® a la inyecci¨®n de una sustancia venenosa gracias a la directa y oportuna intervenci¨®n de un furibundo rey Hussein.
Hay otros factores para especular sobre el aparente declive de la confianza israel¨ª en las operaciones de capa y espada, a pesar de misiones exitosas como el asesinato del l¨ªder de la Yihad Isl¨¢mica Fathi Shik¨¢ki en Malta en 1995 y, al a?o siguiente, la efiminaci¨®n en Gaza de Yahya Ay¨¢s, m¨¢s conocido como el ingeniero, el principal organizador de atentados palestinos suicidas que pereci¨® decapitado por la explosi¨®n de una bomba oculta en su tel¨¦fono celular.
Esos fueron ¨¦xitos celebrados abiertamenente en Israel, igual que lo fue el asesinato en T¨²nez en 1988 de Jalil al Uasir, el comandante guerrillero palestino y n¨²mero dos de la OLP, m¨¢s conocido como Abu Yihad. Pero la euforia y admiraci¨®n duraron hasta diciembre pasado: en aquel momento, uno de los ex funcionarios del Mosad, Yehuda Gil, fue detenido como sospechoso de pasar informaci¨®n falsa al servicio secreto tras embolsarse un dinero te¨®ricamente dedicado a atraer a delatores e informantes sobre todo lo relacionado con Siria.
Las operaciones secretas que dar¨ªan forma al Mosad moderno datan de la gestaci¨®n misma del Estado israel¨ª a fines de los cuarenta. A?os m¨¢s tarde, fueron agentes del Mosad quienes, junto con miembros del Shin Bet, secuestraron al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Argentina, a comienzos de los a?os sesenta. Tras los ¨²ltimos fiascos, sin embargo, el Mosad va a tener que demostrar que su brazo sigue siendo largo y, sobre todo, espectacularmente eficaz.
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