Condena de cuatro meses a un parado que envi¨® una bomba falsa a su empresa

La desesperaci¨®n de verse parado y sin medios econ¨®micos para mantener a su familia llev¨® en 1996 a F. L. G., de 50 a?os, a cometer una locura. El hombre cay¨® en una terrible depresi¨®n al recibir la noticia de su despido laboral, y termin¨® cay¨¦ndosele encima el mundo cuando, la pasada Navidad, la Audiencia de Madrid le cit¨® para ser enjuiciado por un delito de amenazas.F. L. G. eludi¨® tener que sentarse en el banquillo ante un jurado popular: confes¨® la autor¨ªa del delito y acept¨® los cuatro meses y un d¨ªa de c¨¢rcel que pact¨® su abogada, Pilar Mart¨ªnez Barellas, con el fiscal del caso. Su acci¨®n: enviar a su empresa un paquete fingiendo que era una bomba y adjuntar a ¨¦l una falsa carta de ETA en la que banda criminal advert¨ªa a la empresa -dedicada a la construcci¨®n- que deb¨ªa readmitir de inmediato a cinco trabajadores que acababan de ser despedidos. L¨®gicamente, su nombre figuraba entre los cinco operarios que deb¨ªan ser readmitidos de inmediato.

La Audiencia de Madrid declara probados en la sentencia los siguientes hechos: "En los primeros d¨ªas de 1996, el acusado remiti¨® a la sede de su empresa un paquete" en cuyo interior "hab¨ªa plastilina, cables, una pila el¨¦ctrica y un reloj. Y, adem¨¢s, una carta en la que, en nombre de la banda terrorista ETA, exig¨ªa el reintegro en la empresa de cinco trabajadores, entre los que se contaba el acusado". Con la amenaza de que, si no se hac¨ªa as¨ª, ETA matar¨ªa a un directivo de la industria, en concreto al responsable de personal. Fuentes de la empresa indicaron ayer que Felipe dej¨® de trabajar all¨ª, "simplemente, porque concluy¨® su contrato".

El acusado lleg¨® al juicio muy "asustado y arrepentido", recuerda Mart¨ªnez Barellas, la abogada del turno de oficio a la que correspondi¨® su defensa. "Estaba tan desesperado por su situaci¨®n que nunca fue consciente de la gravedad del delito que hab¨ªa cometido", agreg¨® la letrada. Al aceptar los cuatro meses de c¨¢rcel, evit¨® que los nueve miembros del jurado llamados por el tribunal tuvieran que emitir un veredicto sobre su culpabilidad o inocencia. No obstante, Felipe G. L. no tendr¨¢ que ir a la c¨¢rcel, pues carece de antecedentes penales.