Presi¨®n policial a una familia en Galapagar
Luc¨ªa de la Concepci¨®n Pinto, de 30 a?os, es portuguesa, vive en una furgoneta junto al r¨ªo Guadarrama y sabe que la polic¨ªa no la quiere en Galapagar, municipio gobernado por el PP. D¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, como recuerdan Luc¨ªa y las otras seis familias que malviven diseminadas en veh¨ªculos por el municipio, los agentes locales les exigen que se marchen. Una presi¨®n que el pasado martes lleg¨® a su l¨ªmite.
Ese d¨ªa Luc¨ªa cogi¨® a dos de sus hijos del brazo, mand¨® al colegio a los otros dos y se march¨® junto a su marido, Mois¨¦s de los Santos Beiroto, a Las Rozas. ?l iba a vender La Calle, y ella, a recoger el paquete de pa?ales que una farmac¨¦utica le regala semanalmente. La furgoneta, su ¨²nica posesi¨®n, qued¨® aquella ma?ana sola, rodeada de ropa tendida. Cuando la familia regres¨® a su hogar descubri¨® que alguien se hab¨ªa llevado todos los enseres dejados en los aleda?os: tres mantas, una escoba, una fregona, tres barre?os, un cubo, una mesa y hasta un botijo. Lo mismo le ocurri¨® a Noemia de los Santos Albe, cuya furgoneta est¨¢ situada a 50 metros: "A m¨ª me quitaron dos mantas de mi beb¨¦, ?ah!... y una silla".
La desaparici¨®n de los enseres no extra?¨® a los portugueses. "Ese d¨ªa vino la polic¨ªa y nos dijo que s¨®lo nos devolver¨ªan las cosas si nos ¨ªbamos del municipio", se?alan. Los agentes niegan la acusaci¨®n y afirman que s¨®lo retiraron algunas mantas tendidas en unos ¨¢rboles reci¨¦n plantados junto al r¨ªo. "Como da?aban a los ¨¢rboles y no conoc¨ªamos al titular de las prendas [las mantas estaban casi pegadas a la furgoneta], pues las retiramos. Y si a los portugueses se les ha dicho que abandonen el lugar, es porque se va a acondicionar como jard¨ªn municipal", sentenci¨® el jefe de la polic¨ªa local.
La explicaci¨®n ha desatado las iras de SOS Racismo: "Se les persigue arbitrariamente. Ni son ilegales, ni han cometido delitos. Pero como no viven en un chal¨¦, pues se les quita lo poco que tienen para que se marchen". Pese a este apoyo, los inmigrantes no se han atrevido a presentar denuncia. Algunos cobran el ingreso de integraci¨®n, un salario que depende de los informes municipales.
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