Kosovo y Europa
Termino de llegar del Kosovo. Mejor dicho, de la capital, de Pristina, porque la polic¨ªa de Milosevic impide viajar hacia el interior del Kosovo. He estado con los estudiantes, con la Uni¨®n Independiente de la Universidad de Pristina (NSPU), en sus aulas y en sus oficinas de la universidad paralela, a las que fueron hace 10 a?os, cuando desde Belgrado se les quit¨® la autonom¨ªa, prohibi¨¦ndoles usar su lengua, el alban¨¦s, e imponi¨¦ndoles el serbocroata. Sus aulas son bajos de casas semiconstruidas, garajes, locales sin o con poca calefacci¨®n, sin o con pocas mesas y sillas; sin bibliotecas ni laboratorios. Sus oficinas, con m¨¢s de lo mismo.Hablan de c¨®mo organizan sus protestas y manifestaciones, todas no violentas. De sus reivindicaciones, de su deseo de volver a las aulas oficiales, sin perder su identidad como pueblo; de c¨®mo las pr¨®ximas protestas tendr¨¢n como lema: "Por la paz y contra la violencia en el Kosovo".
La no violencia es la herramienta que han usado contra la represi¨®n y el hostigamiento, cada d¨ªa m¨¢s acentuado, de Belgrado. Todos est¨¢n convencidos de que el llamado Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n del Kosovo, con unas cincuenta muertes a sus espaldas, es una creaci¨®n de
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Belgrado para provocar y para tener una disculpa en el uso de la violencia, con muertos y desapariciones puntuales ahora, y pasar a una m¨¢s generalizada. Saben y se duelen de que no son noticia porque la respuesta no violenta que se lleva dando en el Kosovo desde hace 10 a?os, por ellos y por los l¨ªderes pol¨ªticos, no interesa a la comunidad internacional; ni a los pol¨ªticos, ni a los medios de comunicaci¨®n, ni a la opini¨®n p¨²blica, que s¨®lo responden ante el est¨ªmulo de la guerra y de la cat¨¢strofe. Mujeres de Negro de Belgrado est¨¢n clamando en todo el mundo por ellos. Me preguntan qu¨¦ sabemos en mi pa¨ªs del Kosovo. Dicen que los diplom¨¢ticos espa?oles en Belgrado no han ido a verles. Y tambi¨¦n hablan de otras cosas: de la guerra civil espa?ola, de Franco, de Cervantes, de Lorca... Ellos s¨ª conocen nuestra historia.
Pienso que es el momento. de que la comunidad internacional sea consciente de su realidad y apoye sus reivindicaciones no violentas antes de que nos llegue el olor a p¨®lvora y sangre. Piden nuestra presencia en las pr¨®ximas protestas y manifestaciones.-
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