El Zaragoza rompe el mito
La Real Sociedad sufre la primera derrota en Anoeta
Si el f¨²tbol es el arte de la combinaci¨®n (una afirmaci¨®n discutible), lo de ayer en Anoeta fue otra cosa; ni buena, ni mala simplemente otra cosa, una sucesi¨®n de trabas que eclipsaban los buenos oficios del Zaragoza en el manejo del bal¨®n y escond¨ªan toda la incapacidad de la Real Sociedad para inventar algo m¨¢s que la furia. Bien es cierto que la falta de aplicaci¨®n de la Real ten¨ªa el atenuante de que acced¨ªa al partido con la sala de m¨¢quinas averiada por las ausencias y que el Zaragoza malgastaba en el ¨²ltimo pase las buenas intenciones de los anteriores.Por todo ello, la costrucci¨®n del partido se resquebrajaba con facilidad en la primera mitad, a pesar de la salida dominante del Zaragoza. Todo el ingenio de Acu?a para favorecer la toma de postura y el orden de su equipo s¨®lo ten¨ªa un efecto estrat¨¦gico. El Zaragoza gan¨® el bal¨®n y acoquin¨® a la Real Sociedad que asumi¨® su inferioridad t¨¦cnica de forma t¨¢cita. Sin embargo, el partido no ten¨ªa vida: el primer disparo a porter¨ªa de la Real Sociedad se produjo en un cabezazo de Pikabea en el minuto 49. El Zaragoza lo hizo pr¨¢cticanmente cuando obtuvo el gol, aunque en su descargo hay que apuntar algunos intentos anteriores de Acu?a, Jamelli y Pier con notable peligro.
La Real se manejaba con muchas dificultades, con sus laterales atascados y el centro del campo naufragando al completo, m¨¢s por sus propias limitaciones naturales que por inaplicaci¨®n. El Zaragoza hab¨ªa impuesto su jerarqu¨ªa aunque con una autoridad limitada. Le bastaba con Acu?a, bien flanqueado por Jamelli por delante y Kily Gonz¨¢lez por detr¨¢s.
No era un f¨²tbol de tron¨ªo, pero denotaba por parte ma?a alguna escuela. La Real naufrag¨®, incapaz de gestionar un par de buenos pases o alguna arrancada individual. S¨®lo le quedaba el recurso de la furia, el orgullo y dem¨¢s factores colindantes al futbol, cuando desaparecen la combinaci¨®n, el regate, el remate, su osamenta m¨¢s s¨®lida.
La Real consum¨® su primera derrota de la temporada en Anoeta. Era el peor momento y ante el peor rival, aquel que m¨¢s ha acostunbrado a ajercer de molesto visitante. En Anoeta mantuvo su costumbre. Fue el ¨²nico agradecido con el f¨²tbol (concebido como intento de combinaci¨®n) y el f¨²tbol se lo premi¨®. La Real era lo otro.
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