La bota
Acaban de llenar Madrid con unas vallas publicitarias que me tienen frita. Y eso que una no es enemiga jurada de los anuncios; antes al contrario, creo que la publicidad no es sino un medio m¨¢s de comunicaci¨®n e informaci¨®n, s¨®lo que es el medio m¨¢s conservador y m¨¢s reaccionario, de modo que los valores subliminales que contienen los anuncios suelen ser harto rancios.?ste es el caso de ese cartel¨®n de Lee en el que se ve el cuerpo de un hombre desnudo y tumbado boca abajo sobre el suelo. Una pierna de mujer aparece de la nada, vestida de vaqueros y calzada con una bota de vertiginoso tac¨®n de aguja, y esa bota est¨¢ colocada sobre las nalgas del var¨®n, como el cazador que pisa al le¨®n cazado. Put the boot in dice la leyenda, o sea, ponte la bota, que no s¨¦ por qu¨¦ diantres lo escriben en ingl¨¦s; ¨¦sta es una de las cosas que me irritan.
Otra es, una vez m¨¢s, el uso de desnudos para todo, porque estoy m¨¢s que harta de que, a fuerza de despelotar bellos y bellas para anunciar los objetos m¨¢s peregrinos, vayan rob¨¢ndole intensidad y misterio a esas pieles tan ¨ªntimas que deber¨ªan ser secretas y gloriosas. Pero lo que m¨¢s me crispa del cartel¨®n es ese supuesto aire de feminismo con que venden la cosa. Imaginen que la foto fuera al rev¨¦s: la mujer, desnuda en el suelo; el hombre, pisando su trasero (hemos visto cosas parecidas en los anuncios). Suena sexista, ?no? Pues igual de sexista es la versi¨®n actual. Las mujeres, para sentirnos liberadas, no queremos pisotear culos de caballeros, y mucho menos llevando esas botas de tac¨®n de aguja espeluznante, tan tradicionalmente femenino, un ensue?o para los fetichistas. De hecho, el anuncio, m¨¢s que una llamada a la liberaci¨®n de la mujer, es como una foto de porno barato salido de la mente febril de alg¨²n machista. Vamos, que no se enteran.
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