Hasta la prensa del coraz¨®n

"?D¨®nde van ustedes?". El saludo del conserje del hotel cerraba el paso a los cerca de 100 informadores dispuestos a asistir a la conferencia de prensa del jugador madridista. "Somos periodistas", era la respuesta. "?Acreditaci¨®n!", orden¨® el conserje. "Es que si no se cuela gente rara. Ya saben, son ¨®rdenes".

No era extra?o tal control a la puerta del hotel madrile?o. Seis unidades m¨®viles de televisi¨®n, otras tantas de cadenas radiof¨®nicas dispuestas a conectar en directo para ofrecer parte o la conferencia de prensa completa, fot¨®grafos de informaic¨®n deportiva, y tambi¨¦n de la prensa del coraz¨®n, levantaron tanta expectaci¨®n que lleg¨® un momento en que cortaron la circulaci¨®n en la calle del hotel madrile?o. "Hace una hora que hemos llamado la polic¨ªa municipal... Deben ser del Atl¨¦tico porque todav¨ªa no han llegado", a?adi¨® el conserje con cierta sorna.

"?Ra¨²l! ?Ra¨²l!... mira aqu¨ª", gritaba un fot¨®grafo y el jugador madridista desviaba su mirada hacia la derecha, lo que obligaba a que se repitiesen la sugerencia, pero desde el lado contrario. Y Ra¨²l mov¨ªa su cabeza a la izquierda, mientras m¨¢s de una veintena de micr¨®fonos con los logotipos y los nombres de cadenas de televisi¨®n y de radio reposaban sobre la mesa, prestos a recoger las confesiones de un futbolista.

"?Ay dios m¨ªo!", se le escap¨® al jugador madridista en un gesto de resignaci¨®n. Y empez¨® la conferencia de prensa. El director de relaciones externas del Madrid, Enrique Mart¨ªn, abri¨® el acto: "Estaba claro que esto [por el n¨²mero de periodistas] no se pod¨ªa haber hecho en la Ciudad Deportiva".