Con Viena al fondo
Sorteando alegr¨ªas y desgarros, la m¨²sica sigue. En Viena las alegr¨ªas vienen del retorno a la patria de los archivos Sch?nberg, 30.000 documentos depositados desde 1973 en la Universidad de California del Sur; los desgarros, del reciente fallecimiento de una de las cantantes-actrices m¨¢s conmovedoras del siglo, la soprano l¨ªrico-spinto Leonie Rysanek.Zubin Mehta dirigir¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado en la sala Musikverein de la capital austriaca a la Filarm¨®nica de Viena y al coro Arnold Sch?riberg en un programa que comienza con la Noche transfigurada y culmina con el monodrama Erwartung. A golpe de viol¨ªn, pero con esp¨ªritu de bombo y platillo, se inaugura la nueva sede de la Fundaci¨®n Sch?riberg en el palacio Fanto, con un espacio de 300 metros cuadrados para exposiciones, una sala de conciertos para 200 personas, una biblioteca y diferentes salas para seminarios, audiovisuales y otras, actividades.
Viena se ha llevado el gato al agua del legado de uno de sus hijos predilectos, por el que tambi¨¦n pugnaban Berl¨ªn y Nueva York, e incluso la Biblioteca del Congreso de Washington y la Universidad de Arizona. Los diarios europeos La Stampa y Le Monde hab¨ªan levantado a toda p¨¢gina en septiembre de 1995 la noticia de que Los Angeles quer¨ªa desprenderse, por razones de rentabilidad econ¨®mica, de unos documentos imprescindibles para comprender la cultura musical de este siglo. Nuria Sc?nberg-Nono iba a¨²n m¨¢s all¨¢ y lamentaba la creciente indiferencia hacia la cultura europea de algunas instituciones americanas. Su padre no tuvo, en efecto, la suerte que merec¨ªa en su exilio a Am¨¦rica a partir de 1993 al ser declarado ''artista degenerado" por la Alemania nazi debido a sus or¨ªgenes jud¨ªos. La Fundaci¨®n Solomon Guggenheim le neg¨® una beca con la que podr¨ªa haber terminado su ¨®pera Mois¨¦s y Aaron, argumentando que el compositor era demasiado viejo y las subvenciones estaban destinadas a los j¨®venes.
A las inmediatas fiestas por la nueva sede de la herencia de Sch?nberg se han incorporado grupos como el Klangforum de Viena, cuartetos como el Hagen o cantantes como la mezzosopra no Angelika Kirchskhlager. Todos ellos arropar¨¢n un reencuentro deseado, alrededor de una exposici¨®n multimedia que re¨²ne algunos materiales hasta ahora in¨¦ditos del autor de Pietrot lunaire.
La muerte de la soprano vienesa de origen checo Leonie Rysanek el pasado s¨¢bado, a?ade un contrapunto de dolor Rysanek ten¨ªa un. c¨¢ncer de pecho irreversible que disimulaba todo lo que pod¨ªa para no despertar compasi¨®n. En Salzburgo se despidi¨® de los escenarios hace a?o y medio cantando en un par de funciones de EIektra.
La soprano ten¨ªa una casita entre Aguilas y Moj¨¢car, donde pasaba algunas temporadas. La ¨²ltima vez que estuvo fue en enero e iba a volver en Semana Santa. Rysanek ten¨ªa una vitalidad extraordinaria. En Madrid cant¨® en 1989, en versi¨®n de concierto, su portentosa Siegliende de La Walkyria, un personaje que mantuvo 38 a?os en escena desde que lo incorpor¨® a su repertorio con Karajan en Bayreuth en 1951, consolid¨¢ndolo posteriormente con Furtw?ngler, Knappertsbusch y otros monstruos sagrados de la direcci¨®n de orquesta.
Una entrevista para este peri¨®dico me dio la oportunidad de conocerla personalmente. Quedamos citados en el Museo del Prado. Su curiosidad era ilimitada. A?os despu¨¦s cen¨¦ con ella entre dos funciones de Jenufa. Haro Tecglen me recordaba hace escasamente un par de semanas la profunda impresi¨®n que le caus¨® el sentido dram¨¢tico de esta cantante. En la cena, la gran tr¨¢gica se convirti¨® en gran c¨®mica, poni¨¦ndose un gorro de cocinera y partiendo con el canto de un plato un cochinillo al m¨¢s puro estilo segoviano.
El vac¨ªo art¨ªstico que deja tras su desaparici¨®n es insustituible. Rysanek era de otra galaxia, probablemente la ¨²ltima representante de una generaci¨®n de cantantes-int¨¦rpretes con los que la ¨®pera era algo m¨¢s que una exhibici¨®n vocal. Ella dec¨ªa que los cantantes de ahora est¨¢n mejor preparados t¨¦cnicamente, y tal vez no le falte raz¨®n, pero su personalidad, su capacidad de transmitir emociones y su magnetismo eran tan irresistibles que es inevitable pensar que est¨¢n desapareciendo los ¨²ltimos pilares de una edad de oro de la ¨®pera.
Sch?nberg puso las bases para una evoluci¨®n de las t¨¦cnicas compositivas; Rysanek simboliz¨® el ejemplo de un humanismo oper¨ªstico. Algo muy profundo, sutil y oculto une en los subterr¨¢neos de la vida a estos dos vieneses incomparables.
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