''Madrid tiene rincones en verdad placenteros''
Tiene un corte de cara que de puro corriente resulta una excepci¨®n. Por no citar sus dos apellidos de antiestrella: Garc¨ªa Rodr¨ªguez. Saturnino, natural de un pueblo de Le¨®n y emigrado a Barakaldo (Vizcaya), se describe a si mismo como un antrop¨®logo que todo lo aprendi¨® en la calle, como el individuo defectuosamente carente de curiosidad que, sin embargo, se toma la vida como una enciclopedia y recita en gallego a Rosal¨ªa de Castro, sabiendo lo que dice. Con 62 a?os y un pasado art¨ªstico mucho m¨¢s tupido de lo que trasciende, Saturnino tom¨® la alternativa como actor protagonista de la mano de La Cuadrilla, que le convirtieron en aquel puntillero jubilado que asesina con la sola y sana intenci¨®n de matar el tiempo. Justino, un asesino de la tercera edad, le ha dado premios, fama y, ojal¨¢, dinero, pero causa rubor el recordar a un c¨®mico versado recogiendo un premio Goya al actor revelaci¨®n, justo antes de convertirse en el actor fetiche del joven cine espa?ol. Enrique Urbizu, Alex de la Iglesia, Chus Guti¨¦rrez y, por supuesto, La Cuadrilla, valoran lo berlanguiano de su cara humilde, fiel reflejo de su forma de ser.Pregunta. Ni Garc¨ªa ni Rodr¨ªguez son apellidos para triunfar en Hollywood.
Respuesta. ?Qui¨¦n sabe! Los que no entendemos una palabra de ingl¨¦s hemos tardado en enterarnos de que Robert Taylor se apellidaba Sastre, nada del otro mundo.
P. Seg¨²n los directores, es usted muy disciplinado en los rodajes.
R. Procuro no quejarme. Los rodajes son duros porque as¨ª ha de ser. Adem¨¢s, cuando me toca una situaci¨®n un poco complicada, de maquillaje, por ejemplo, pienso que eso me pasa por no ser un gal¨¢n como Arturo Fern¨¢ndez.
P. ?Le siguen llamando Justino?
R. S¨ª, muchas veces. Yo no soy demasiado famoso y la gente no sabe mi nombre. Digamos que soy un actor conocido s¨®lo a medias. Pero me encanta llamarme Saturnino, me gusta c¨®mo suena. En una palabra, me agrada que me saturnineen.
P. A usted le gustan los cineastas j¨®venes, y viceversa.
R. S¨ª, me f¨ªo much¨ªsimo de ellos. Pero tambi¨¦n admiro lo que pudiera llamarse el cine de los mayores. El gran momento creativo de un director est¨¢ alrededor de los 40, y a m¨ª me hubiera gustado mucho trabajar con Berlanga, con Vicente Aranda o con Armi?¨¢n. Pero, s¨ª, los j¨®venes me sacan bastante partido.
P. Vino usted a Madrid para hacer la mili.
R. En Legan¨¦s. Y, aunque yo estoy censado en Barakaldo, vengo mucho a esta ciudad. Cuando llegu¨¦ a Madrid, me fascin¨®, y a¨²n me entusiasma, aunque ya sabe que con la edad a uno le sorprenden cada vez menos cosas. Pero Madrid me sigue entusiasmando. Aqu¨ª me encuentro a gusto porque Madrid tiene muchos rincones en verdad placenteros.
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