Belleza liviana

La propuesta era en principio m¨¢s estimulante que la de su ¨²ltima visita. Entonces Suzanne Ciani desembarc¨® con un concierto de piano en solitario que dejaba demasiado desnuda su obra. Esta vez decidi¨® arroparse con cinco instrumentistas. Algunos francamente buenos y reconocidos internacionalmente como tales, como son Paul McCandless, que pas¨® por el Consort de Paul Winter y el grupo Oregon, o Michael Manring, probablemente el bajista m¨¢s interesante surgido de la llamada new age.Con estos acompa?antes, que ella define como la orquesta de sus sue?os, Suzanne Ciani interpret¨® piezas nuevas y los imprescindibles Neverland, Velocity of love, Hotel luna... Estuvieron fr¨ªos y academicistas. Claro que las composiciones muy estructuradas de la italonorteamericana no son para que un m¨²sico se recree.

Pulcritud

Manring no levantaba los ojos de la partitura y se limit¨® a tocar con la pulcritud de un estudiante aventajado, pero ocupado en no perder el hilo. A McCandless se le vio m¨¢s entregado. Al menos lo parec¨ªa. Quiz¨¢ porque el esfuerzo de soplar se marca en el rostro.La segunda parte la inici¨® ella al Steinway. Con dos temas de su disco Pianissimo II. Todos se cambiaron de ropa y no fue s¨®lo el color verde oscuro de sus camisas lo que aport¨® mayor calidez. Tambi¨¦n se les not¨® menos encorsetados.

Esta compositora y pianista tiene sentido mel¨®dico. Cualidad que desarroll¨® en sus anuncios para famosas empresas de refrescos y otras multinacionales: esas frases cortas capaces de captar la atenci¨®n de cualquier espectador en cuesti¨®n de segundos.

Un trabajo que se mueve dentro de la ternura y la delicadeza, la suavidad y el romanticismo. Sin sobresaltos ni sorpresas. Y que puede agradar a quienes ¨²nicamente buscan en la m¨²sica algo confortable.