La derecha francesa teme una debacle en las elecciones regionales de ma?ana
Los dos grandes partidos de la derecha democr¨¢tica de Francia, la Uni¨®n por la Rep¨²blica (RPR), de Philippe Seguin y Jacques Chirac, y la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), de Fran?ois Leotard, afrontan con aprensi¨®n las elecciones regionales y cantonales de ma?ana. Temen que su previsible derrota les vuelva a sumir en la confusi¨®n, igual que sucedi¨® en el descalabro de los comicios generales de junio. Las encuestas de intenci¨®n de voto y el mismo tono vital de su campa?a les ha obligado a renunciar a su primer objetivo declarado: atribuir a estos comicios la categor¨ªa de prueba nacional, con la que medir la contestaci¨®n actual al Gobierno del socialista Lionel Jospin.La renuncia a este planteamiento, coherente muchas veces con el comportamiento de los propios electores, refleja, sin duda, la debilidad y divisi¨®n de una derecha cogida entre la espada y la pared. Por un lado, el Frente Nacional, que les obliga a derechizar su mensaje en numerosos asuntos, como la inmigraci¨®n. Por otro, ese invento de la izquierda plural, tan eficaz en situaciones como la actual.
Este repliegue es, pues, una manera de quitar hierro a los previsibles resultados, de atemperar los efectos potenciales de una nueva debacle, de conjurar el riesgo a un estallido interno y evitar dar alas a quienes defienden la unificaci¨®n en un solo partido de los dos gigantes (RPR y UDF) o sostienen que no hay m¨¢s alternativa que la alianza con el partido ultraconservador de Jean-Marie Le Pen.
Con mucho que perder y nada que ganar, puesto que gobiernan hasta hoy en 20 de las 22 regiones metropolitanas, la derecha ha entrado en campa?a cuando la coyuntura ha girado sustancialmente a favor del Gobierno de la izquierda.
Frente al panorama de hace s¨®lo dos meses -cuando la reactivaci¨®n econ¨®mica distaba mucho de ser evidente y los socialistas ten¨ªan que hacer frente simult¨¢neamente a la artiller¨ªa pesada de los patronos indignados por el proyecto de la semana laboral de las 35 horas y al descr¨¦dito provocado por el estallido del movimiento de los parados-, la izquierda vuelve a mostrarse unida y Lionel Jospin ha recobrado su alta cota de popularidad.
"Hay que reequilibrar los poderes locales dominados por la derecha", se?ala estos d¨ªas el primer ministro franc¨¦s en una actitud de aparente modestia, como si no quisiera agitar demasiado un proceso que, por la inercia misma del triunfo de junio ¨²ltimo y la favorable coyuntura, debe llevar a la izquierda a alzarse con una buena parte de los consejos regionales y cantonales en los comicios de ma?ana.
Es una perspectiva tan asentada que el presidente del RPR, Philippe Seguin, apela en estas ¨²ltimas horas de campana a la geolog¨ªa, a la teor¨ªa de que despu¨¦s de un "terremoto electoral", el ocurrido en junio, "siempre hay una segunda sacudida, una r¨¦plica".
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