"No quiero ser un sargento"
?Ofertas para el pr¨®ximo a?o? Fernando V¨¢zquez se refugia en la respuesta cl¨¢sica: "Eso lo lleva mi representante". Dos semanas despu¨¦s de dimitir como entrenador del Compostela, este profesor de filolog¨ªa inglesa de 42 a?os a¨²n siente el hormigueo de los domingos por la tarde, pero a la vez disfruta de "una cura para el sistema nervioso". Con el presidente del club, Jos¨¦ Mar¨ªa Caneda, el primero de sus admiradores y el m¨¢s col¨¦rico de sus detractores, dice que ha logrado "salvar la relaci¨®n personal".Pregunta. Usted deja el equipo para huir de la quema.
Respuesta. Es totalmente falso. Estoy convencido de que el Compostela se va a salvar y personalmente no gano nada abandon¨¢ndolo. Es dif¨ªcil de explicar, pero lo he dejado por ser leal con el equipo. De hecho mi marcha le ha sido favorable. P. Pero usted no quer¨ªa empa?ar su prestigio con una mala temporada.
R. Es que los resultados tampoco estaban siendo malos. Cuando me march¨¦, el equipo ten¨ªa un punto m¨¢s que el a?o pasado por la misma fecha y acabamos d¨¦cimos.
P. Si dice que se va por el bien del equipo es que usted era el obst¨¢culo.
R. No es as¨ª exactamente. Lleg¨® un momento en que no sobraba pero tampoco era necesario. El equipo est¨¢ preparado y encarrilado, tanto en el aspecto f¨ªsico como en el t¨¢ctico. Lo positivo es que ese ambiente turbio que hab¨ªa en torno al equipo ha desaparecido ya. Al mismo tiempo, si alguien me consideraba un salvador, pues ahora me retiro y la ¨²nica responsabilidad recae sobre quien la tiene de verdad, los f¨²tbolistas. Adem¨¢s, creo que ha sido un aldabonazo para la ciudad, porque a veces mi presencia parec¨ªa que pon¨ªa las cosas m¨¢s dif¨ªciles. P. Tal vez vio que la directiva quer¨ªa echarle.
R. Los que mandan en el club, el presidente y el gerente, quer¨ªan que siguiera, pero mi decisi¨®n era irrevocable. S¨ª es verdad que podr¨ªa sentirme traicionado por otros miembros del consejo de administraci¨®n, que yo cre¨ªa que me apoyaban pero que dec¨ªan otras cosas a mi espalda.
P. ?Tan dif¨ªcil es convivir con Caneda?
R. Hombre, no es un presidente c¨®modo para un entrenador, pero eso mismo ya lo dice ¨¦l p¨²blicamente. Son servidumbres del cargo, tienes que tomar decisiones todos los d¨ªas y eso a veces choca con lo que piensa el presidente. No es f¨¢cil, pero creo que logr¨¦ hacerlo con dignidad y al mismo tiempo salv¨¦ mi relaci¨®n personal con ¨¦l, que es de lo que m¨¢s orgulloso me siento.
P. Es chocante que, despu¨¦s de tanto tirarse los trastos a la cabeza, acabaran d¨¢ndose un abrazo.
R. Yo lo he respetado siempre y he hablado muy poco de ¨¦l p¨²blicamente. Me he ido as¨ª por un principio de comportamiento: este club me ha dado mucho y me he querido ir de la misma forma que vine.
P. Ahora incluso dice que estar¨ªa dispuesto a volver al Compostela con Caneda. R. ?Por qu¨¦ no? En esto nunca hay que cerrar puertas.
P. Se dice que usted no controlaba el vestuario.
R. El vestuario del Compostela es un ejemplo. El equipo ha rendido al m¨¢ximo y el ambiente era bueno, a pesar de que en los ¨²ltimos a?os hubo un cambio important¨ªsimo por la llegada de 15 jugadores nuevos. He tenido los mismos problemas que cualquiera.
P. Pero a la gente le gustan los sargentos y usted no encaja en esa imagen.
R. Ni quiero. El entrenador tiene el poder por su propio cargo, pero ha de utilizarlo con cuidado. Para una buena direcci¨®n de grupo tienes que lograr que los futbolistas reconozcan tu autoridad, convencerlos de que acepten delegarla en ti por tus conocimientos, tu respeto o tu di¨¢logo con ellos. Por naturaleza, el jugador tiende a la individualidad. T¨² debes lograr que sacrifique parte de su yo en favor de una idea colectiva.
P. ?Puede jugar bien al f¨²tbol un equipo que s¨®lo lucha por la supervivencia?
R. Por supuesto, y el Compostela lo ha demostrado. Jugar bien es la condici¨®n para ganar.
P. Usted tambi¨¦n ha montado catenaccios.
R. No soy monotem¨¢tico.
P. Cuentan que como futbolista se encog¨ªa a la segunda patada.
R. ?Todo lo contrario! Era entregado y agresivo. No hay m¨¢s que mirar las marcas que me han quedado en el cuerpo.
P. ?Est¨¢ frustrado por no haber sido jugador profesional?
R. No, qu¨¦ va. He podido hacer otras cosas, como una carrera universitaria.
P. Pero el f¨²tbol se disfruta de verdad jug¨¢ndolo.
R. Es un disfrute diferente. Como jugador es algo institivo y pasional. Como entrenador hay un disfrute de tipo contemplativo, racional.
P. ?Se ve volviendo a dar clases de ingl¨¦s?
R. No, no quiero imagin¨¢rmelo.
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