Del orden al caos
Marcar. El Atl¨¦tico sali¨® convencido de que para asegurarse la eliminatoria ten¨ªa que marcar. Evit¨® la temida presi¨®n inicial a base de manejar el bal¨®n con un gran criterio. Jug¨® los primeros 15 minutos en campo ingl¨¦s. Se mostr¨® firme en defensa y lleg¨® hasta el ¨¢rea con efectivos. El nivel de participaci¨®n y solvencia de algunos jugadores como Pantic, Caminero, Kiko y Aguilera fue lo que m¨¢s influy¨® en el buen juego.Positivo. Kiko jug¨® m¨¢s retrasado de lo habitual. Ayud¨® al medio campo en la recuperaci¨®n y en la creaci¨®n. Esto le alej¨® de Vieri, pero trajo m¨¢s consecuencias positivas que negativas. El italiano fij¨® a la defensa contraria y arrastr¨® a los centrales a las bandas, para vaciar el centro y favorecer las llegadas desde atr¨¢s, como la de Aguilera en el gol del Atl¨¦tico.
Se transform¨®. La obsesi¨®n del Aston Villa era llegar al ¨¢rea del Atl¨¦tico lo antes posible de cualquier manera. Abus¨® de los balones largos y del juego a¨¦reo. Con ello quiso compensar su falta de ideas para desequilibrar en acciones individuales o en combinaciones. En el segundo tiempo se transform¨®. Se lanz¨® al abordaje, asumiendo muchos riesgos en defensa. Abri¨® el juego a las bandas y coloc¨® a muchos jugadores en el centro para el remate. La entrada de Collymore aport¨® calidad y poder rematador
Los apuros. El Atl¨¦tico dej¨® de hacer las cosas bien en el segundo tiempo. Perdi¨® presencia en el centro del campo y defensivamente se debilit¨® en exceso. No hubo equilibrio, las distancias aumentaron. Kiko ya no recuperaba la posici¨®n. Pantic se apag¨® y Caminero se qued¨® solo para atacar. Con estas ausencias llegaron los nervios y el bal¨®n fue de dominio ingl¨¦s. Y los apuros.
Molina. El estado de necesidad puso al Atl¨¦tico a la altura de las exigencias. Realiz¨® una primera parte soberbia en la que puso inteligencia en todas las acciones con el bal¨®n y una gran concentraci¨®n sin ¨¦l. En la segunda, los incomprensibles errores cometidos le hicieron sufrir hasta el final. Afortunadamente Molina no se sum¨® al caos. Su tranquilidad y seguridad salvaron a su equipo.
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