Brillantez al borde del manique¨ªsmo

Con El boxeador, el director Jim Sheridan y el actor Daniel Day-Lewis vuelven al m¨¢s caracter¨ªstico cine irland¨¦s para hacer una ambiciosa pel¨ªcula pol¨ªtica. Sin embargo, han tenido que claudicar ante su prop¨®sito y han incluido un tradicional y caracter¨ªstico final feliz que empa?a buena parte de sus resultados. Tanto porque triunfa el amor sobre la violencia como, sobre todo, porque el largo y terrible conflicto irland¨¦s queda reducido al enfrentamiento entre el bueno y pacifista protagonista y el malo y belicista miembro del IRA.Cuando cada vez est¨¢ m¨¢s cerca del final, Sheridan comienza a simplificar en exceso el problema y cae en un peligroso manique¨ªsmo, un riesgo que siempre acecha al cine pol¨ªtico, que hay que evitar para que las pel¨ªculas no pierdan su eficacia ideol¨®gica y se conviertan en lo contrario de lo que pretenden. Sin embargo, en gran parte por la fuerza que dan a sus personajes Daniel Day-Lewis y Emily Watson sobre la verdad de la dura y cotidiana realidad irlandesa, El boxeador es un producto interesante y muy bien realizado, pero que no llega todo lo lejos que debiera.