Choque de trenes nacionalistas
La fracasada reuni¨®n del Pacto de Ajuria Enea del pasado martes tiene por lo menos la virtud de haber contribuido a clarificar posiciones. A partir de ahora, cuando ETA vuelva a matar no har¨¢ falta que los partidos pol¨ªticos se tomen la molestia de hacer promesas de unidad y juramentos sobre el car¨¢cter absolutamente prioritario de la lucha contra el terrorismo. Si alguna quedaba, desde el martes est¨¢ claro que la unidad es ficticia, pura ret¨®rica para halagar los o¨ªdos de la ciudadan¨ªa; y que la prioridad es falsa desde el momento en que se ha decidido aplazar la discusi¨®n del plan Ardanza hasta despu¨¦s de las elecciones. Los partidos pol¨ªticos, y muy especialmente el PP y el PNV, utilizan la lucha antiterrorista para sus estrategias electorales. Deseng¨¢?ense aquellos que todav¨ªa puedan creer que la lucha antiterrorista es un espacio al margen de las querellas partidarias.Un hecho est¨¢ claro: la colaboraci¨®n de los partidos democr¨¢ticos contra ETA se ha degradado considerablemente en el ¨²ltimo a?o, m¨¢s concretamente, desde las movilizaciones de Ermua. Y se ha degradado porque se ha producido el choque entre dos trenes cargados de nacionalismo. El Gobierno del PP hizo una peligrosa lectura de la reacci¨®n ciudadana contra el asesinato de Miguel ?ngel Blanco: la quiso interpretar como el nacimiento de una nueva mayor¨ªa. A alguno se le escap¨® la expresi¨®n renacionalizaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. El PNV vio la amenaza y prepar¨® el contraataque. Es realmente curioso que PP y PNV en dos a?os de legislatura se hayan puesto de acuerdo en casi todo menos en pol¨ªtica antiterrorista. Da la impresi¨®n de que este terreno ha quedado como espacio libre en el que disputarse los votos.
Y en estas aparece el plan que Ardanza ha depositado a modo de testamento. Los eufemismos que pueblan el documento de Ardanza no son suficientes para disimular la cuesti¨®n fundamental: es una propuesta en clave nacionalista vasca. Dif¨ªcilmente pueden aceptar PP y PSOE (con amplia representaci¨®n electoral en Euskadi) que para hacer posible el final de ETA tenga que dibujarse un marco legal en Euskadi que corresponda al dise?o del nacionalismo vasco y que est¨¦ m¨¢s cerca de las pretensiones de ETA que de sus propias posiciones. Los deseos de la ciudadan¨ªa de que acabe de una vez la pesadilla terrorista no deben servir de coartada para obligar a los partidos de ¨¢mbito espa?ol a aceptar, bajo el eufem¨ªstico nombre de "incentivos pol¨ªticos", concesiones que conviertan el final de ETA en una victoria. Los efectos desestabilizadores de una conclusi¨®n de este tipo son perfectamente imaginables. Todos los esfuerzos son pocos para salvar una sola vida. La ciudadan¨ªa est¨¢ dispuesta a aceptar lo que sea con tal de que acabe la violencia. Pero si el Estado de derecho significa algo, su dise?o no se puede ofrecer a libre negociaci¨®n porque una banda terrorista disponga de un apoyo social del l5% de votos. No tengo ning¨²n prejuicio contra el ejercicio de autodeterminaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, pero s¨®lo podr¨ªa ser aceptable como fruto de un acuerdo entre los partidos, nunca por chantaje de ETA.
La realidad de los hechos es que la pol¨ªtica antiterrorista del PP que enseguida ha encontrado la reacci¨®n especular del PNV va camino de provocar la ruptura pol¨ªtica en Euskadi. Ser¨ªa extremadamente peligroso que se consolidara una divisi¨®n de la comunidad vasca en dos: los nacionalistas vascos a un lado, los nacionalistas espa?oles, en el otro. Si en el origen inmediato esta derivaci¨®n del problema puede atribuirse a la peligrosa pol¨ªtica de reconquista de Euskadi fantaseada por el PP, entre sus causas estructurales est¨¢ un nacionalismo, el vasco, que ha sido siempre excluyente, que ha considerado a los que llegaron all¨ª desde otras tierras como extra?os.
Los mejores momentos del Pacto de Ajuria Enea fueron aquellos en que se combinaron las pol¨ªticas para aislar y reducir al mundo de ETA con estrategias generosas con las personas pero intransigentes con la organizaci¨®n terrorista. La colaboraci¨®n de Francia hizo pensar que se pod¨ªa debilitar ETA hasta el punto de que entrara en un proceso de irreversible marginaci¨®n. Hubo demasiados intereses en contra de esta hip¨®tesis. Y ahora el choque de trenes nacionalistas ha convertido el lado de los dem¨®cratas en un volc¨¢n. La lucha partidaria deber¨ªa tener l¨ªmites: los de la raz¨®n democr¨¢tica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pacto Ajuria Enea
- Presupuestos municipales
- Relaciones Gobierno central
- Opini¨®n
- Pol¨ªtica nacional
- Finanzas municipales
- Presidencia Gobierno
- EAJ-PNV
- Pactos antiterroristas
- PSOE
- Pa¨ªs Vasco
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Proceso paz
- Gobierno auton¨®mico
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Ayuntamientos
- Comunidades aut¨®nomas
- Partidos pol¨ªticos
- ETA
- Lucha antiterrorista
- Grupos terroristas
- Finanzas p¨²blicas
- Gobierno municipal
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Administraci¨®n local