Triunfo de Mahler, Fr¨¹hbeck y Berganza
La reaparici¨®n de Fr¨¹hbeck de Burgos al frente de la OCNE como su director em¨¦rito despert¨® evidente inter¨¦s, acrecido por la intervenci¨®n de Teresa Berganza. En el programa, una sola partitura: la Tercera sinfon¨ªa, de Gustav Mahler. Me informan que por vez primera desde hace 15 a?os se han agotado las localidades para los tres d¨ªas del concierto.La comunicaci¨®n del director burgal¨¦s con el p¨²blico fue grande y efectiva desde el primer momento, gracias a dos datos principales: orden y brillantez, que si en sus a?os juveniles se tornaba abierta espectacularidad, hoy acusa una mayor introspecci¨®n propia de la madurez y la larga experiencia. Bien se advirti¨® en la concepci¨®n y realizaci¨®n de los complejos y bell¨ªsimos pentagramas de la Sinfon¨ªa n¨²mero 3.
Orquesta y Coro Nacionales y Escolan¨ªa del Recuerdo
Director: R. Fr¨¹hbeck. Auditorio Nacional. Madrid, 20 de marzo.
Narrativa por la misma naturaleza del discurso, quiz¨¢ ser¨ªa momento de suprimir las indicaciones program¨¢ticas de la obra, tal y como quer¨ªa Mahler y atendieron los editores. Basta la m¨²sica, cualquiera que sea la incitaci¨®n o sugerencia que la produjo o condicion¨®. Siempre quedar¨¢ claro que en sus grandes l¨ªneas esta sinfon¨ªa enfrenta dos grandes partes diversificadas en la intenci¨®n y la forma.
La primera es un monumental movimiento introspectivo e investigador en "el alma del alma", por decirlo juanramonianamente. En los cinco movimientos de la segunda parte, el compositor contempla y canta la naturaleza con mirada abstracta o evocando temillas Populares de los que hace materia base para una l¨ªrica plenamente mahleriana. Esto, la formidable imaginaci¨®n instrumental y el descubrimiento de nuevos puntos de vista para el manejo del tiempo, abonan la maestr¨ªa de Mahler. Y debemos entenderla, como ped¨ªa Sch?nberg, desde criterios estrictamente musicales.
En el cuarto n¨²mero, la mezzo canta palabras de Nietzsche y Teresa Berganza lo hizo con calidades superlativas. Ya es medida para una artista de naturaleza y sabidur¨ªa alcanzar altas cotas tanto en Rossini como en Mahler. En el movimiento siguiente, el Coro Nacional y la Escolan¨ªa del Recuerdo entonaron el jubiloso fragmento de El muchacho de la trompa maravillosa y, al final, Mahler nos sume en esa emoci¨®n/sensaci¨®n, tensa e irresistible, que decide sus mejores tiempos lentos. El ¨¦xito fue total y las ovaciones se prolongaron largamente.
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