El gui?o de Clinton
CLINTON No ha llegado a levantar el absurdo y contraproducente embargo comercial de Estados Unidos a Cuba, pero las medidas ya anunciadas, que recomendaba al presidente de Estados Unidos su secretaria de Estado, Madeleine Albright, van en buena direcci¨®n. Sobre todo, porque pueden servir para aliviar el sufrimiento del pueblo cubano, por medio de contactos y ayudas no de Gobierno a Gobierno, sino de sociedad, a sociedad: transferencias de fondos; medicinas y equipos m¨¦dicos a trav¨¦s de organizaciones caritativas y solidarias; reanudaci¨®n de vuelos directos charter desde EE UU, entre otras medidas humanitarias.Clinton ha enmarcado su decisi¨®n en la estela dejada por el viaje del Papa a Cuba. El objetivo declarado de EE UU es el de ayudar a la Iglesia cat¨®lica en la isla, quiz¨¢s a la vista del buen resultado que su apoyo al Papa en la Polonia comunista logr¨® en los ochenta. La decisi¨®n de Clinton se produce cuando en la Comisi¨®n de Derechos Humanos en Ginebra, el relator de la ONU ha presentado un informe en el que se considera que el r¨¦gimen cubano mantiene una "pauta de represi¨®n", pero tambi¨¦n acusa al embargo estadounidense de haber acentuado el sufrimiento de los habitantes de Cuba.
La Administraci¨®n de Clinton avanza hacia una casilla en la que ya intentaba situarse cuando su estrategia se vio frustrada al abatir el r¨¦gimen castrista en 1996 a dos avionetas de disidentes cubanos que sobrevolaban las inmediaciones de la isla para desafiar al castrismo. Sin embargo, no se puede considerar a¨²n que estemos ante los proleg¨®menos del levantamiento del embargo. Aunque quisiera, el presidente de EE UU no podr¨ªa decidirlo, porque hay una ley aprobada en el Congreso, mientras que las medidas actuales s¨®lo necesitan de la aprobaci¨®n presidencial.
La posibilidad de que los exiliados cubanos en Miami env¨ªen dinero a Cuba, aunque sea en cantidades limitadas, puede suponer un gran alivio para la econom¨ªa de la isla. En este sentido, ha sido bien acogida por este exilio, que la secretaria de Estado, Madeleine Albright, sonde¨® personalmente antes de anunciar ayer la decisi¨®n. El cambio en la pol¨ªtica de Clinton deja en una situaci¨®n a¨²n m¨¢s inc¨®moda al Gobierno espa?ol. Va siendo cada vez m¨¢s urgente que Espa?a decida, por fin, enviar un embajador a La Habana. Aunque el Gobierno espa?ol debe evitar que Castro le ponga ante exigencias inaceptables. Para lograrlo, se necesita dominar el arte de la diplomacia, que no es el del blanco y negro.
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