Muere la bailarina rusa Galiena Ul¨¢nova
La estrella del Bolshoi, s¨ªmbolo del buen gusto, se hab¨ªa retirado a los 50 a?os
La bailarina Galina Ul¨¢nova, nacida en San Petersburgo en 1910, muri¨® en la madrugada de ayer, en el hospital Kremlin de Mosc¨², tras los avatares de una penosa enfermedad que, sin embargo, no hab¨ªa logrado separarla totalmente de las actividades p¨²blicas. La bailarina, que se convirti¨® en el s¨ªmbolo del buen gusto y de la discreci¨®n, en contraste con la exaltada escuela moscovita de su tiempo, desarroll¨® pr¨¢cticamente toda su carrera en Mosc¨², aunque hab¨ªa sido formada por los herederos de la escuela imperial zarista, en la que se gradu¨® en 1928.
Ul¨¢nova hab¨ªa debutado con Chopiniana, para despu¨¦s hacer su primer Lago de los cisnes, en 1929, y su primera Bella durmiente, en 1930. Con la llegada de Giselle, en 1932, y Romeo y Julieta, en 1940 (todos estos deb¨²s en el teatro Kirov de Leningrado), le garantizaron la cristalizaci¨®n de una personalidad altamente femenina y tierna que supl¨ªa con gracia una t¨¦cnica ajustada y discreta a tan dif¨ªciles papeles, los m¨¢s complejos del repertorio cl¨¢sico. Es hist¨®rico que en toda su larga carrera (se retir¨® de los escenarios en 1960 al cumplir 50 a?os) s¨®lo bail¨® dos veces sobre las tablas El cisne negro, el pasaje m¨¢s comprometido y emblem¨¢tico en lo t¨¦cnico de todo el repertorio rusosovi¨¦tico.En 1944 Galina Ul¨¢nova es transferida al teatro Bolshoi de Mosc¨² mediante un curioso acuerdo institucional sin precedentes en el que un gran teatro nacional sovi¨¦tico ced¨ªa a otro una bailarina em¨¦rita y premiada. El prestigio de Ul¨¢nova lleg¨® bien pronto a Occidente, donde se lo tenia, ya a mediados de los a?os cuarenta, mitificada a trav¨¦s de alg¨²n que otro filme en blanco y negro y de numerosas fotagraf¨ªa que circulaban sobre todo por el ¨¢mbito anglosaj¨®n del ballet.
En 1951 la bailarina apareci¨® fugazmente en la ciudad de Florencia, y en 1956 bail¨® en Londres el segundo acto de El lago de los cisnes y el papel de Julieta. La consagraci¨®n no se hizo esperar, y, por una vez, la m¨¢s entendida balletman¨ªa dej¨® a un lado la posesi¨®n de una t¨¦cnica de hierro para reconocer la belleza y trascendencia de lo que un cr¨ªtico sovi¨¦tico hab¨ªa llamado "el doloroso lirismo intr¨ªnseco de la danza verdadera".
Galina Ul¨¢nova fue comparada en su tiempo con las m¨¢s grandes artistas de ballet del siglo XX, y permanece para la eternidad historiogr¨¢fica del ballet en un sitio donde s¨®lo habitan Fontaine, Chauvir¨¦, Plisetskaia, Markova y Alonso. Su labor pedag¨®gica est¨¢ fuera de toda duda, y a su magisterio se deben perfecciones estil¨ªsticas como las que se han podido encontrar en Vladimir Vasiliev y Ekaterina Maximova, dos de sus disc¨ªpulos preferidos y con los que trabaj¨® continuadamente durante d¨¦cadas. El aula de Ul¨¢nova, en la segunda planta este del teatro Bolshoi de Mosc¨², fue respetada a lo largo de todos esos a?os de avatares pol¨ªticos y art¨ªsticos, a veces desgraciadamente mezclados. Aquel sitio era un santuario de perfeccionamiento al que todo bailar¨ªn que se preciara aspiraba a entrar, y ella misma, con su aura de dominante sencillez, supo mantener una costosa independencia que ha resultado, ejemplar.
Solitaria
Tras su retirada de los escenarios, Ul¨¢nova volvi¨® a visitar m¨¢s asiduamente su San Petersburgo natal (era hija de Romanova, otra, bailarina), y su acercamiento a su teatro madre encerraba algo de triste deuda con un pasado irrecuperable. En su casa moscovita viv¨ªa solitaria y discretamente acompa?ada por una curiosa colecci¨®n de bibelots y de algunas fieles amigas que a la vez serv¨ªan de agudo filtro a tanto visitante curioso y ocasional que quer¨ªa conocer a un verdadero mito viviente del ballet del siglo XX que hab¨ªa optado por el silencio y el trabajo. Hace poco m¨¢s de dos a?os, el teatro Bolshoi le rindi¨® un largo homenaje que la artista recibi¨® con esa discreta sonrisa que encerraba el presagio de una gran despedida.Ul¨¢nova, desde sus comienzos, hizo de catalizadora y puente en la hist¨®rica rivalidad ballet¨ªstica entre Leningrado y Mosc¨², demostrando a ultranza que el ballet sovi¨¦tico era uno solo, con ligeros matices locales.
Babelia
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