La heredera

Vive Mar¨ªa Bayo un momento radiante de su carrera. La prestigiosa revista francesa Le Monde de la Musique le dedica la portada de su n¨²mero de marzo con el titular "L'h¨¦riti¨¨re des Grands d'Espagne", abriendo con una entrevista de cuatro p¨¢ginas un dosier especial de 25 sobre el mundo musical espa?ol. La madurez de Mar¨ªa Bayo se percibe tambi¨¦n en la cuidada elaboraci¨®n de un programa "con sabor mediterr¨¢neo", como dice acertadamente Fernando Fraga en los comentarios de mano, un programa en italiano, franc¨¦s y espa?ol, alejado de las brumas del Norte y del esp¨ªritu centroeuropeo.Tiene Mar¨ªa Bayo una natural¨ªdad a flor de piel en la forma de elaborar el canto. Alcanza ese arte que consiste en ocultar la t¨¦cnica y que desemboca en una enorme espontaneidad. Luego est¨¢ su lado interpretativo, su intenci¨®n al fijar cada s¨ªlaba, el grado de contenci¨®n expresiva, la regulaci¨®n de sus recursos. La soprano navarra tiene la virtud de la comunicaci¨®n inmediata. No le hace falta recurrir a grandes exhibiciones vocales para llegar al coraz¨®n del que escucha. En las canciones de Mart¨ªn y Soler, especialmente en La volubile, sinti¨® la llamada de la escena; en las melod¨ªas gr¨ªegas de Ravel su cuidado del idioma franc¨¦s no impidi¨® percibir los aromas populares de la tierra griega; y en el repertorio espa?ol, de Toldr¨¢ -?qu¨¦ lirismo!- a Granados -?qu¨¦ fuerza!-, enlazaba con una tradici¨®n hist¨®rica cuyas grandes referencias hay que buscarlas desde Victoria de los ?ngeles hasta Montserrat Alavedra.

Control¨® a la perfecci¨®n Mar¨ªa Bayo la conversaci¨®n en m¨²sica y la salpiment¨® con matices asimilados de la maestr¨ªa de Teresa Berganza. La gran mezzosoprano asisti¨® al recital, y cuando Mar¨ªa Bayo cant¨® adorn¨¢ndose con un dominio y seguridad apabullantes Una voce poco f¨¢, de Rossini, las miradas de complicidad de las dos cantantes se cruzaron. ?Qu¨¦ diferencia en los enfoques y, sin embargo, qu¨¦ identificaci¨®n a la hora de parar el tiempo en el ma!

El teatro se ven¨ªa abajo. Corno un ruise?or, Mar¨ªa Bayo hizo el aria del mismo t¨ªtulo de Do?a Francisquita, dejando la noche tras cuatro propinas, que continuaban la unidad en el Sur del discurso musical, con las resonancias profundas, intimistas, y misteriosas de la Nana de Falla. Hablar a estas alturas del instinto mel¨®dico o de la elegancia del fraseo es casi balad¨ª. Hay que celebrar que, d¨ªa a d¨ªa, Mar¨ªa Bayo progresa adecuadamente o, mejor dicho, est¨¢ inmensa, como un espont¨¢neo grit¨® entusiasta desde la sala.