La repoblaci¨®n del Guadalquivir con esturiones, pendiente de una disputa zool¨®gica
Todos los libros, de texto o de referencia, coinciden en se?alar que el ¨²nico esturi¨®n aut¨®ctono del Guadalquivir pertenece a la especie Acipenser sturio. Esta poblaci¨®n est¨¢ virtualmente extinta en Andaluc¨ªa y no hay en el mundo suficientes ejemplares de repuesto para tomar algunos prestados y repoblar el r¨ªo. Un grupo de bi¨®logos espa?oles ha obtenido evidencias de que en el Guadalquivir tambi¨¦n vivi¨® otra especie, Acipenser nacarii, con la que s¨ª es factible repoblar el r¨ªo. Pero el hallazgo es tan hereje que ha dado lugar a una ardorosa disputa cient¨ªfica, de la que pende ahora una futura industria del caviar capaz de facturar 1.000 millones de pesetas anuales.La normativa medioambiental proh¨ªbe repoblar una zona con especies animales ajenas, y los t¨¦cnicos de la Junta de Andaluc¨ªa no dar¨¢n su visto bueno a la importaci¨®n y cr¨ªa del Acipenser nacarii mientras la comunidad cient¨ªfica internacional no se ponga de acuerdo sobre el car¨¢cter aut¨®ctono de ese tipo de esturiones.
La escasez de esturiones en el Guadalquivir es tal -la ¨²ltima pareja se captur¨® en 1975 que, para estudiarlos, los bi¨®logos han tenido que acudir a los museos de historia natural. Jos¨¦ Antonio Hernando, morf¨®logo de la Universidad de C¨¢diz, empez¨® hace cuatro a?os a examinar los ejemplares de esturi¨®n que pudo encontrar, conservados en alcohol, en el Museo Aguilar y Eslava de Cabra (C¨®rdoba), en el de la Facultad de Ciencias de Sevilla y en el de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana.
Hernando conoc¨ªa bien los textos y sab¨ªa, por tanto, que todos los esturiones capturados en el Guadalquivir deb¨ªan ser del tipo sturio. Cu¨¢l no ser¨ªa su sorpresa cuando repar¨® en que los ejemplares de los museos mostraban dos formas distintas: una de morro puntiagudo, otra de morro chato. La primera pod¨ªa ser el sturio, como cab¨ªa esperar; pero la otra, no.
En ese punto, Hernando se desplaz¨® del museo a la biblioteca. Y de nuevo, para su sorpresa, se percat¨® de que los textos posteriores a 1971 s¨®lo mencionaban la puntiaguda especie sturio como aut¨®ctona del Guadalquivir. Pero los tratados anteriores a esa fecha citaban tambi¨¦n la nacar¨², de morro chato. Por alguna raz¨®n, esta segunda especie desapareci¨® de la literatura cient¨ªfica hace 27 a?os.
Apoyo de la gen¨¦tica
Hernando decidi¨® buscar el apoyo de la gen¨¦tica y se puso en contacto con Manuel Ruiz Rej¨®n, de la Universidad de Granada. Rej¨®n extrajo ADN de los peces conservados en alcohol y a?adi¨® evidencias moleculares a las conclusiones de Hernando: algunos esturiones procedentes del Guadalquivir conten¨ªan fragmentos de ADN iguales a los de nacarii y ausentes en el sturio. Los resultados han sido publicados en la revista cient¨ªfica Marine Biology.Pero algunos cient¨ªficos se muestran esc¨¦pticos ante el hallazgo. En un art¨ªculo a punto de publicarse en el Journal of Fish Ecology, Ludwig y Kirchbaum, dos bi¨®logos del Instituto de Ecolog¨ªa de Agua Dulce de Berl¨ªn, afirman que los fragmentos de ADN del tipo de los utilizados por Rej¨®n y Hernando (llamados ADN sat¨¦lite) pueden inducir a error, porque son bastante variables dentro de una misma especie.
Rej¨®n admite que esos sat¨¦lites pueden mostrar peque?as variaciones de un individuo a otro, pero recuerda que, en su caso, unos esturiones ten¨ªan ese ADN y otros no lo ten¨ªan en absoluto: algo m¨¢s que una "peque?a variaci¨®n". Otro especialista en esturiones, Benigno Elvira, de la Universidad Complutense de Madrid, tambi¨¦n discrepa de Rej¨®n y Hernando y asegura, por criterios morfol¨®gicos, que los ejemplares de esturi¨®n examinados por ¨¦stos "son inequ¨ªvocamente de la especie sturio". Estas discrepancias impiden por el momento que se apruebe la repoblaci¨®n con la especie pol¨¦mica.
Coria del R¨ªo, un pueblo ribere?o del Guadalquivir, contaba hace 40 a?os con una factor¨ªa de caviar bastante boyante. La empresa tuvo que cerrar en los a?os sesenta porque los esturiones del Guadalquivir ya no pon¨ªan, huevos.
Los esturiones nacen en los r¨ªos, a ser posible en aguas limpias, de suelo pedregoso y con un flujo turbulento que garantice la oxigenaci¨®n. Un par de a?os despu¨¦s tiran r¨ªo abajo y se van al mar, donde alcanzan la madurez sexual en unos siete a?os. Finalmente regresan r¨ªo arriba a poner los huevos. El Guadalquivir tiene aguas apropiadas en sus tramos altos, pero hace mucho que son inaccesibles para los esturiones, debido a las presas. Adem¨¢s, el r¨ªo ha ido acumulando muchos sedimentos. La contaminaci¨®n ha hecho el resto del trabajo sucio y los esturiones han desaparecido casi por completo.
La ¨²nica especie considerada hasta ahora aut¨®ctona del Guadalquivir (esturio) pervive a duras penas en Francia, en el r¨ªo Garona, pero los piscicultores franceses est¨¢n sudando lo suyo para afianzarla y no pueden permitirse ceder ejemplares. La especie pol¨¦mica (nacarii), en cambio, abunda en el Po italiano, y podr¨ªa utilizarse para repoblar el Guadalquivir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.