Articular las izquierdas
"A ver cu¨¢ndo os un¨ªs, cu¨¢ndo ir¨¦is juntos".Frases como ¨¦stas se contin¨²an escuchando en boca de la ciudadan¨ªa dirigidas a los l¨ªderes de las diversas izquierdas. Esta es la sabidur¨ªa popular, que entiende que la uni¨®n hace la fuerza. Es algo elemental. La suma siempre incrementa e incluso, si es capaz de animar, puede llegar a multiplicar los efectivos sociales y pol¨ªticos. Pero, por desgracia, las izquierdas espa?olas en parte se ignoran y en algunos sectores contin¨²a prevaleciendo el hist¨®rico anacronismo dogm¨¢tico de la exclusi¨®n o la divisi¨®n. Ha habido incluso quien ha llegado a justificar las ¨²ltimas divisiones como un proceso necesario de clarificaci¨®n y fortalecimiento. Frente a la dispersi¨®n que se observa entre las izquierdas en Espa?a, no se pueden dejar de esgrimir los procesos de constituci¨®n y articulaci¨®n de mayor¨ªas sociales y pol¨ªticas alternativas en casi todos los Estados de la Uni¨®n Europea. En ellos gobiernan conglomerados de fuerzas pol¨ªticas, desde el centro hasta la izquierda, con programas alternativos a los del conservadurismo, cada uno de ellos con su especificidad y en pleno di¨¢logo y contraste entre s¨ª y con las fuerzas sociales.Se trata de saber qu¨¦ se puede articular, c¨®mo y con qu¨¦ objetivos es recomendable. De entrada, recordemos que en las ¨²ltimas elecciones generales, de marzo del 96, las opciones que nos reclamamos de las izquierdas recogimos 1.300.000 votos m¨¢s que las de las derechas. Pero hoy existe una mayor¨ªa parlamentaria de derechas que practica aquella sabidur¨ªa elemental de la suma. Es una mayor¨ªa compleja, de componentes diversos, con claras contradicciones y servidumbres en su seno. Es, pues, una mayor¨ªa de derechas diferentes, pero que se ponen de acuerdo en los temas esenciales: autoexclusi¨®n de la Cumbre de Luxemburgo sobre empleo, fiscalidad regresiva, degradaci¨®n de la ense?anza p¨²blica, restricci¨®n de las libertades, encubrimiento de responsabilidades en la llamada conspiraci¨®n, casos diversos de corrupci¨®n, etc¨¦tera. Este r¨¢pido y esquem¨¢tico listado conlleva temas de enorme calado ideol¨®gico que las derechas han intentado utilizar para desprestigiar las soluciones progresistas. Se trata, pues, tambi¨¦n de un combate de valores.
Lo que se debe articular son los elementos pol¨ªticos y sociales para constituir una mayor¨ªa de izquierdas plurales (expresi¨®n ahora en boga en nuestro Estado vecino, la gauche plurielle). Una articulaci¨®n fruct¨ªfera del conllevar, a mi entender, dos elementos b¨¢sicos: la voluntad de confluencia y la consolidaci¨®n del espacio de cada uno como aportaci¨®n al empe?o. La voluntad de confluir para articular la alternativa ya es un factor dinamizador y quiz¨¢s multiplicador. El instalarse constantemente en la confrontaci¨®n, o en el afirmar exclusivamente la diferencia, o el intentar robar el espacio del otro no s¨®lo no ayuda, sino que anula la m¨¢s m¨ªnima credibilidad de confluencia. Hace falta una declaraci¨®n expl¨ªcita, duradera y f¨¦rtil de voluntad de confluir a partir del debate sobre cada una de las grandes cuestiones de preocupaci¨®n social y de la diversidad de soluciones que pueden plantear las izquierdas.
Hoy, grosso modo, hay tres espacios de las izquierdas a escala estatal. El del PSOE y, de IU, ambos con reconocimiento electoral, el que se abre desde diversos ¨¢mbitos y territorios de la izquierda innovadora (EU-EG, PD-NI, IdCAN, ICAM, IC-EV, Confederaci¨®n de los Verdes, lo que hemos denominado Encuentros) con su correspondiente bagaje de representaci¨®n parlamentaria. Entre estos eapacios no suma, por supuesto, la pura transferencia de votos. Esta es una de las grandes paradojas que se est¨¢n dando a partir del sectarismo antisocialista que practic¨® la c¨²pula de IU y que ha dado como resultado, seg¨²n las encuestas, un posible trasvase de votos de IU hacia el PSOE, amortiguando el posible declive de ¨¦ste.
S¨ª que suma el que cada uno sepa recoger lo m¨¢s pr¨®ximo y coherente desde sus planteamientos. Una clara definici¨®n del espacio propio, de la identidad de mensaje, de la ubicaci¨®n territorial adecuada y respetuosa con la realidad plurinacional, genera como resultante un seguimiento social y electoral. Hay espacios propios porque las izquierdas son diversas, dado que el enfoque a las diversas problem¨¢ticas es potencialmente diverso. Y esto a¨²n se multiplica, por un lado seg¨²n la mayor o menor radicalidad en el planteamiento de las tem¨¢ticas (por ejemplo, desde un n¨ªtido liberalismo de izquierdas hasta un claro radicalismo democr¨¢tico) y por el otro seg¨²n las coordinadas de cada espacio territorial, m¨¢s a¨²n en un Estado plurinacional y plurirregional como el espa?ol.
Nada sumar¨ªa una subsunci¨®n o confusi¨®n de unas formaciones pol¨ªticas en el seno de las otras. Est¨¢ archidemostrada la inutilidad de las formulaciones de la casa com¨²n o de las dos orillas. Y ser¨ªa un error similar pretender, como norma universal, sumar desde la asimilaci¨®n o la simple inclusi¨®n en las listas electorales del partido mayoritario y menos dada la ley electoral de DHondt.
A partir de aqu¨ª, instalada la concepci¨®n de voluntad de confluencia y trabajando desde la consolidaci¨®n de la singularidad de cada espacio, es cuando se debe explorar todas las posibilidades de adecuaci¨®n a la heterog¨¦nea realidad. Por ejemplo, fue as¨ª como en Eivissa la suma de todas las fuerzas de izquierdas y progresistas consigui¨® derrotar en las ¨²ltimas elecciones al Senado, en el feudo de Matutes, al candidato del PP. En el otro extremo encontramos la evidencia de que ante las pr¨®ximas elecciones europeas, las m¨¢s proporcionales de todo nuestro sistema, se perfilan candidaturas diferentes. Y por en medio bien valdr¨ªa la pena un esfuerzo para elegir en Madrid una alcaldesa marchosamente de izquierdas. Pero el punto de partida, y la categor¨ªa, hoy por hoy, est¨¢ en la confluencia a partir de la consolidaci¨®n de espacios propios.
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