Una herencia dif¨ªcil

Lleno hasta la bandera en Casa Patas: hab¨ªa expectaci¨®n por ver a este joven Antonio de los Santos, el nuevo cantaor de la familia Agujetas, pr¨¢cticamente desconocido en Madrid.Hijo de Manuel, se le parece no s¨®lo f¨ªsicamente, sino tambi¨¦n en la forma de cantar y de estar en el escenario. Nervioso, inquieto, d¨¢ndole sin parar al trago largo. Hered¨® del padre hasta la voz, ese sonido que a veces nos parece como destemplado pero que otras es flamenqu¨ªsimo y se instala con sentimiento en la queja y la desolaci¨®n, en la pena doliente.

Parece haber heredado tambi¨¦n, Antonio de los Santos, la irregularidad del padre. En la primera parte defraud¨® sin atenuantes, con un cante pobre, casi medroso, y una tendencia descarada a abreviar. En la segunda, parte fue distinto. No es que cantara de maravilla, pero dej¨® la evidencia de una base cantaora importante, con r¨¢fagas de gran cante por soleares, por siguiriyas, por buler¨ªas, incluso por fandangos. ?sta es la herencia en la que Antonio de los Santos debe profundizar con dedicaci¨®n e inter¨¦s, la herencia que debe cultivar con mimo y pasi¨®n. Tiene el conocimiento y las condiciones para ello, lo dem¨¢s se le dar¨¢ por a?adidura si se lo toma realmente en serio, pues no es f¨¢cil. Pertenecer a una de las familias de gran rango del cante jondo obliga no s¨®lo a cantar bien, sino a ser uno de los mejores.

El cantaor tuvo a su lado a un guitarrista de lujo, Antonio Jero, quien le dio un toque justo y delicado, casi ¨ªntimo.