Williams, de la arrogancia a la calidad

Richard Williams se equivoc¨®. Cuando su hija Venus ten¨ªa 10 a?os predijo que a los 16 ya habr¨ªa ganado un torneo del Grand Slam. Y ah¨ª tropez¨®. Sin embargo, a estas alturas casi todo el mundo est¨¢ convencido de que Venus lo ganar¨¢. Tardar¨¢ m¨¢s o menos, pero es dif¨ªcil que en un par de a?os no lo haya conseguido. El error de Richard, pues, puede que se convierta simplemente en una cuesti¨®n de c¨¢lculo.La progresi¨®n de Venus ha sido brutal. Cuando ten¨ªa 12 a?os logr¨® un r¨¦cord de 63 victorias consecutivas en la zona sur de California. A los 14 se hizo profesional y disput¨® s¨®lo tres torneos (1995), y cuatro m¨¢s el a?o siguiente. En 1997 su padre la dej¨® entrar en los cuadros del Grand Slam, y concluy¨® la temporada disputando la final del Open de Estados Unidos frente a Martina Hingis. Y esta temporada ha ganado su primer torneo en Oklahoma, ha superado por dos veces a Hingis, ha entrado en el grupo de las 10 primeras mundiales y acaba de conquistar su mejor t¨ªtulo en Cayo Vizca¨ªno. Son aspectos que determinan una evoluci¨®n imparable. Sin embargo, lo realmente importante no son esos triunfos en s¨ª, sino la forma como los est¨¢ consiguiendo. Venus Williams era s¨®lo una magn¨ªfica atleta, y una gran pegadora el a?o pasado. Ahora, en cambio, ha dejado un poco de lado su arrogancia -que no ha desaparecido- y se ha convertido en una buena jugadora. La misma Hingis defini¨® la metamorfosis: "Juega con confianza, controla el juego y busca siempre el mejor golpe".